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Diario de la viuda de Sala: «Voy a hacer lo que siempre he hecho. Acatar la voluntad de mi marido»

María del Carmen Martínez deja claro en sus escritos su firme decisión de que se cumpliera el testamento del expresidente de la CAM

«Han destrozado el proyecto de Vicente»

Apenas unos meses antes de su asesinato, cuando la batalla por el control empresarial ya había estallado en el seno de la familia, María de Carmen Martínez estaba firmemente decidida a no flaquear en su empeño de que se cumpliera la última voluntad de su marido, el expresidente de la CAM Vicente Sala, en cuanto a que sea su primogénito quien asuma el mando del holding, algo a lo que sus otras tres hijas se oponen. Así lo constatan los manuscritos de la fallecida localizados por su hermana en un cajón de su habitación e incorporados a la causa que investiga el crimen.

«Mi marido y yo fundamos nuestra empresa cuando nos casamos hace 55 años. (...) En ese tiempo nunca he tenido que decidir cómo llevarla. Mi marido lo hacía muy bien y lo único que hacía era hacerme partícipe de todo ya que estamos día y noche trabajando siempre juntos (...) por eso voy a hacer lo que siempre que hecho. Acatar la voluntad de mi marido expresada en su testamento». Esto fue lo que escribió María de Carmen en un folio fechado el 25 de marzo de 2016 con la que parece ser la intención de leerlo en una reunión del consejo de administración (que presidía su hijo y del que además de ella eran miembros sus otras tres hijas), lo que finalmente no debió ocurrir a tenor de la anotación («No lo he leído») de la propia fallecida a pie de página.

Una rotunda declaración de principios que pensaba llevar con mano firme hasta el final (significativo es el esquema en el que anota las ventajas de las que seguirán disfrutando quienes, en alusión a sus hijas, acaten el testamento (trabajo, herencia y sueldo igual para todos, dividendos, barco, casa, luz, agua, coche, gasolina, el pago del Ibi y hasta el jardinero), pero de las que serán desposeídas en caso de no hacerlo.

Pese a su férrea convicción, los escritos de la matriarca de los Sala reflejan también sus pesares y miedos ante el bronco enfrentamiento familiar («Perdemos todas las ventajas que había diseñado Vicente», «Han destrozado el proyecto de Vicente de 50 años de la empresa familiar», «¿Qué más daño nos pueden hacer?», se pregunta), así como su convencimiento de que la que se avecinaba era una guerra sin cuartel («Esperamos impugnaciones, denuncias. Tenemos cuatro abogados, asesores, etc», ) a la que habría que responder («Tenemos que preparar muchas cosas para defendernos»).

Una contienda de la que, según apunta, ya estaba sufriendo sus primeros efectos colaterales («Me están destrozando a mí, a Vicente y a Toñi», recoge en referencia a su hijo y a su hermana). Y en la que se cuestionaba por cuál era el papel de sus tres yernos («¿Qué esperaban Miguel, Abacuc o Cholo?», anota). El primero de ellos, Miguel López, está considerado el principal sospechoso de su asesinato cuyo móvil sostienen el juez y el fiscal y la Policía que se encuentra en este conflicto empresarial. Del tercero, que por entonces ya estaba separado de su hija Tania, se pregunta: «¿Por qué dice que se marchó por mí?».

No se olvida tampoco María de Carmen de recoger el momento en que detecta que le faltan joyas, lo que atribuye sin duda a sus hijas, con las que queda claro que la relación es prácticamente inexistente. «Creo que tienen llaves. Abren armario mis joyas y se llevan joyas de Toñi. Hablo con ellas y no me contestan. ¿Devolverán?, ¿Denunciamos?», se pregunta. Y, a modo de explicación de su postura tras el frente abierto en su familia, escribe: «Me han forzado a elegir a Vicente (seguridad) o a ellas (inseguridad)».

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