Lo que iba a ser una semana tranquila de crucero por el Mediterráneo terminó convirtiéndose en una pesadilla para una parte de los pasajeros que viajaban a bordo del buque Horizon, de la compañía Pullmantur, con embarques en los puertos de Alicante y Málaga los pasados 8 y 9 de abril. Noches enteras sin dormir debido a la vibración del barco, aseos rotos, malos olores, suciedad y mala organización desembocaron finalmente en un motín en medio de uno de los espectáculos del crucero.

La pesadilla para pasajeros como José Vázquez comenzó nada más llegar al barco. «Generalmente la maleta te la llevan directamente al camarote y antes de que tú llegues ya la tienes. En nuestro caso llegó la noche y no las habían llevado. Al final la encontré entre un montón de maletas que había tiradas en medio del pasillo». Este pasajero embarcó en Málaga junto a sus padres, sus tíos y su hermana. En total , cuatro camarotes «por los que pagamos más de 6.000 euros». Nada más embarcar, los pasajeros también denuncian que los aseos no funcionaban. «El olor a cloaca por todo el barco era insoportable», afirma Vázquez. El argumento que los trabajadores les dieron «es que la semana anterior habían estado en el barco 700 escolares en viaje de fin de curso y que habían tirado de todo por los inodoros, pero ese no es mi problema, que no hubieran dejado zarpar el barco en esas condiciones».

Sin embargo, lo peor estaba por llegar. La segunda noche de travesía, a las 3 de la madrugada, una buena parte de los pasajeros se despertaron sobresaltados por el ruido y las vibraciones de los motores. «Me desperté asustado y salí corriendo al pasillo porque el sonido era insoportable. Allí me encontré a otros pasajeros que incluso llevaban el chaleco salvavidas puesto porque pensaban que el barco se hundía». El ruido ya no les abandonó en todo el viaje. Hubo excursiones, recuerda José Vázquez, «que habíamos contratado y a las que no fuimos para poder dormir, porque las horas que el barco permanecía atracado estaba en silencio. La visita a Roma sí que la hice y me quedé dormido en el autobús». Este pasajero llegó a dormir una noche en la recepción.

El intenso ruido afectó sobre todo a la zona de popa del barco, donde también tenían sus camarotes Ana Belén Velasco y su familia. «Mi marido sufre migrañas y tenía que ir atiborrado de pastillas porque el dolor de cabeza era insoportable y yo me tuve que tomar relajantes musculares para tratar de dormir». Velasco recuerda que no se trataba sólo del ruido en el camarote. «Temblaban las paredes y los cajones se abrían y la solución que nos daban es que usáramos tapones». Esta malagueña también renunció a algunas excursiones para poder dormir y recuerda que en Alicante tuvo que bajar casi a rastras a sus hijas del barco «porque querían quedarse descansando en el camarote». En el caso de esta familia, durante dos días no pudieron usar el aseo de su camarote y tuvieron que acudir a los ubicados en las zonas comunes del barco.

Pese a que las quejas se acumulaban según pasaban los días, en todo momento, los trabajadores del barco les decían a los pasajeros que el ruido era «el habitual de un barco», como recuerda Vázquez. El nivel de crispación iba creciendo según transcurrían las noches sin poder conciliar el sueño hasta que la paciencia de algunos viajeros estalló, interrumpiendo uno de los espectáculos del crucero. «Fuimos respetuosos con los trabajadores, sólo exigíamos que nos permitieran hablar con algún responsable». Y es que, según denuncia José Vázquez, el barco carecía de hojas de reclamaciones «ya que tiene bandera de Malta».

Los pasajeros denuncian que durante la travesía también se produjo la muerte de uno de los miembros de la tripulación que se encargaba de la limpieza de los camarotes. «Todo se llevó con mucho secretismo por parte del resto de la tripulación. Se cerraron zonas enteras del barco y todo trató de taparse». Desde la empresa Pullmantur han señalado hoy que el fallecido fue un pasajero y las causas fueron "naturales".

Desde la empresa Pullmantur culpan de la avería de los inodoros «al vertido de múltiples objetos inadecuados en algunos de los aseos del barco» y señalan que «finalmente se vieron afectadas el 25% de las cabinas». En cuanto a los ruidos, la empresa señala que «es normal que exista sonido de motores a bordo, ya que es un medio de transporte en constante movimiento».