Prevenir, alertar y socorrer. Estas son las tres actuaciones clave que Administración, empresas, Cruz Roja y expertos consideran estratégicas para minimizar el riesgo que tiene la provincia de Alicante de registrar una emergencia climatológica. Básicamente, episodios de lluvias torrenciales (gota fría) como los que el pasado invierno sacudieron Alicante de norte a sur provocando la muerte de un ciudadano en Finestrat y cientos de millones de euros en pérdidas. El problema, que como recordó el climatólogo Jorge Olcina amenaza a la provincia desde el Imperio Romano según los datos, fue analizado en un desayuno de trabajo organizado por INFORMACION y la empresa Hidraqua, que reunió a los alcaldes de dos de los municipios alicantinos más castigados tras los últimos temporales, Gabriel Echávarri (Alicante) y Emilio Bascuñana (Orihuela); a Francisco Bartual, director general de Hidraqua, ejemplo de colaboración de la empresa privada y la Administración en la gestión de la emergencias; José María Ángel, director general de la Agencia Valenciana de Seguridad y Respuesta a las Emergencias de la Generalitat;Miguel Ángel Rodríguez, coordinador autonómico de Cruz Roja y Jorge Olcina, catedrático de Análisis Geográfico Regional y director del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante. El encuentro, coordinado y moderado por el subdirector de INFORMACIÓN, Fernando Ramón, resultó interesante y enriquecedor, y fue también una lección pedagógica ante la necesidad urgente de prevenir situaciones de riesgo que se van a volver a repetir, sobre todo por la incidencia del cambio climático que acentuará los efectos de inundaciones y sequías.

El catedrático y climatólogo Jorge Olcina, una de las voces académicas más respetadas a nivel nacional, recordó en su intervención cómo la Comunidad Valenciana en general y la provincia de Alicante en particular están consideradas como una de las regiones de la UE de mayor riesgo en Europa. Precisamente, porque en Alicante se pueden producir hasta cuatro incidencias diferentes: las lluvias torrenciales, los temporales del mar, el granizo y los terremotos, directamente ligadas a desastres naturales. «Lo preocupante es que sabiendo todo esto desde los tiempos de los romanos y después de haber padecido sucesos como los de la pantanada de Tous y las inundaciones del barrio de San Gabriel en los años 80, hoy, en 2017, treinta años después, la amenaza no solo no se ha amortiguado sino que se ha disparado».

Jorge Olcina subrayó que «la ocupación del territorio, necesaria no digo que no, se hizo sin control y en muchas ocasiones se ocuparon espacios inundables donde hoy nos encontramos con infraestructuras, viviendas y población». Olcina recordó que en provincias como la de Alicante «tenemos un clima perfecto el 95% de los días del año pero no es menos cierto que ese otro 5% encierra un riesgo brutal y para ello hay que estar preparados».

Para Olcina, la Administración debe trabajar en tres pilares básicos. La mejora de la predicción, la gestión de las emergencias y la prevención. «En el tema de la predicción no hay que olvidarse del gran trabajo que desarrolla la Agencia Estatal de Meteorología y hay que destacar lo complicado y difícil que resulta saber dónde va a caer la lluvia torrencial con poco tiempo de antelación. Puede llover intensamente en un punto y no caer una gota a 700 metros. Hay que seguir mejorando y ahí tienen mucho que decir las confederaciones hidrográficas, que deben comunicar de forma inmediata a los ayuntamientos cualquier crecida de los ríos».

En cuanto a la gestión de las emergencias, Olcina resaltó que «en la Comunidad Valenciana y en la provincia de Alicante hemos aprendido a golpe de desastre. Todo funciona correctamente, Protección Civil lo hace muy bien pero creo que hay que mejorar el sistema de alertas a los ciudadanos». Olcina puso como ejemplo países como Japón o EEUU, donde muchos ciudadanos disponen de una aplicación en el móvil que les informa de los riesgos con antelación y de las formas de actuar. «Otro tema fundamental es la educación en los colegios, algo como lo que vemos muchas veces en las películas».

Por último, el climatólogo incidió en la prevención. «Hay que adaptar las leyes porque se ha demostrado que los periodos de retorno con los que se calculan las infraestructuras no son exactos en Alicante por lo que se debe exigir el máximo nivel de protección. La dimensión de las infraestructuras es fundamental y en la ciudad de Alicante tenemos, por ejemplo, obras clave como fueron el plan antirriadas ejecutado tras la tromba de 1997, y obras más recientes como el depósito anticontaminación de San Gabriel y el parque El Marjal de la Playa de San Juan». Olcina insistió en que «hay que educar en el riesgo, y ahí quiero destacar cómo en las últimas tragedias muchas de las víctimas han sido residentes extranjeros que desconocen el riesgo. También hay que llegar a ellos».

Infraestructuras necesarias

Los alcaldes de Alicante, Gabriel Echávarri, y Orihuela, Emilio Bascuñana, no desaprovecharon la ocasión de contar en la mesa con Jorge Olcina para que les planteara las infraestructuras necesarias para minimizar el riesgo en sus municipios. En Alicante, el climatólogo lo tiene claro. «En la avenida de Miriam Blasco es necesario construir un colector de gran capacidad y en la primera línea de la Playa de San Juan, que está por debajo del mar, y en la que hay una zona con urbanizaciones sobre un antiguo marjal, habría que estudiar una solución tipo los polders de Holanda con una gran estación de bombeo hacia el mar. También hay que actuar en el inicio de la avenida de Dénia, en la la zona de la rotonda del Plaza Mar». Zona que se convirtió en una laguna la noche del pasado 13 de marzo.

En cuanto a Orihuela, el problema es el río Segura, como admitió el propio alcalde, Emilio Bascuñana, quien explicó lo complicado que resulta desviar el cauce del río, patrimonio del municipio y la ciudad y, por otro lado, desde donde parten muchas canalizaciones de riego para el resto de la comarca de la Vega Baja. «Por supuesto que es un patrimonio y sería complicado desviarlo, pero no es descartable contar con un canal de evacuación de las crecidas antes de que el agua que llega de cuenca arriba se meta en el cauce», sentenció el profesor. Por otro lado, Olcina también incidió en la necesidad de actuar en el barranco de la Mosca.

Gabriel Echávarri, alcalde de Alicante, coincidió en valorar una por una las observaciones de Olcina y alabó, por ejemplo, «lo efectivo de la ejecución del plan antirriadas. Sólo hay que pensar que tras la gota fría de 1997 hubo que lamentar cuatro fallecidos y 250 heridos, y tras la del pasado 13 de marzo nos encontramos con inundaciones en urbanizaciones construidas hace muchos años por debajo del nivel del mar y en las que, además, no pudieron funcionar las bombas propias porque se fue la luz. Está claro que debemos coordinarnos y mejorar entre todos, pero quiero volver a recordar aquellas obras invisibles que se hicieron hace 20 años y funcionan. Y también hay que mejorar los niveles de avisos. Cuando el 13 de marzo nos cayó la gota fría en Alicante el aviso era de preemergencia por vientos».

Por su parte, el alcalde de Orihuela, Emilio Bascuñana, incidió en la idea de que no sacar el río de Orihuela no fue un capricho. «Los agricultores se opusieron porque muchas conexiones de regadío parten del río». Bascuñana reiteró el mensaje general de que «hay que mejorar la educación y preparación de los vecinos, sobre todo de la huerta, que creen que están preparados porque como siempre ha llovido?. Hay que mejorar la comunicación y la prueba está en el albergue que levantó Cruz Roja y al que sólo acudieron tres o cuatro familias».

Conducta PAS

Conducta PAS: Prevenir. Alertar. Socorrer. La propuesta lanzada por Miguel Ángel Rodríguez, coordinador autonómico de Cruz Roja, fue aceptada por todos. «La respuesta ante las emergencias es clave, y todos debemos ser conscientes de ello porque no hay que perder de vista que el primero que te ayuda es el que está a tu lado y, por lo tanto, debe estar preparado. El sistema de alertas para el ciudadano resulta imprescindible».

José María Ángel, director general de Emergencias de la Generalitat, recodó que desde su departamento se coordina a 120 agencias en la Comunidad Valenciana y que el teléfono 112 recibe diez mil llamadas al día. «Debemos dar respuesta a muchas preguntas como si están cualificados nuestros planes o cómo se puede minimizar el riesgo y creo que nuestro nivel de preparación es óptimo, pero siempre mejorable». Ángel puso como ejemplo para reforzar sus afirmaciones el comportamiento del turismo. «Los turistas no solo vienen a la Comunidad por nuestra gastronomía, playas y clima, sino por la seguridad y la respuesta rápida ante las emergencias. De ahí que haya que trabajar todos los días». Ángel destacó la importancia de los simulacros y avanzó que este año se realizará uno simulando un accidente aéreo en el aeropuerto Alicante-Elche.

El director general de Hidraqua, Francisco Bartual, responsable de la empresa que gestiona el suministro urbano a una población estimada de 2,5 millones de personas, de las que 700.000 se concentran en el área metropolitana de Alicante, resaltó que su trabajo no se circunscribe tan sólo a garantizar el suministro hídrico, sino que atiende también otros factores como son la gestión de la sequía, la contaminación del agua y los vertidos a los cauces públicos. «Nos preocupa todo y tenemos que estar preparados ante cualquier suceso, de ahí que las empresas también tengamos nuestro grado de responsabilidad y debamos trabajar junto a la Administración en estos temas». Bartual recordó, en este sentido, episodios de vertidos relacionados con la gota fría como el que sucedió el año pasado cuando una tromba de agua acabó arrastrando hacia el mar caudales que contaminaron parte de las aguas de la bahía de Alicante, obligando a cerrar la playa del Postiguet, o hace unos días cuando un derrumbe en la autovía de Madrid acabó provocando turbidez en las agua de Monforte y Petrer.

Y es que, como subrayó a lo largo del desayuno Jorge Olcina, Alicante es una de la zonas más amenazadas de España. Algo que confirmó la gota fría que asoló durante dos horas la capital de la provincia el pasado 13 de marzo, con cerca de 150 litros por metro cuadrado de lluvia en 24 horas. No llovía tanto en un solo día desde la trágica riada de septiembre de 1997, que daría paso a la ejecución del plan antirriadas que el 13 de marzo, como enfatizó el alcalde Echávarri, salvó a la ciudad de un auténtico desastre. El regidor alicantino señaló que a las once de la noche de esa jornada estuvo decidiendo si se suspendían las clases en los colegios de Alicante al día siguiente como había hecho San Vicente o como también hizo el campus de Sant Joan de la Universidad Miguel Hernández o se mantenían las clases. Para ello estuvieron analizando si los centros educativos estaban inundados, que no lo estaban, o si habría algún problema en los accesos a los colegios. Como los técnicos le aseguraron que a la mañana siguiente los accesos estarían perfectamente transitables, gracias a las infraestructuras que funcionaron a la perfección, decidieron mantener la actividad con absoluta normalidad.

Todos los participantes coincidieron en señalar que en el tema de las emergencias, las administraciones deben actuar de forma coordinada y dejando a un lado los colores políticos. «Nos concierne a todos, por lo que debemos actuar de forma coordinada para evitar los riesgos, porque nosotros tenemos que estar junto a los ciudadanos en estas situaciones tan críticas» señaló José María Ángel.

A la hora de planificar la respuesta de las ciudades ante las emergencias climatológicas, tanto Jorge Olcina como José María Ángel señalaron que «debemos ponernos en el peor de los escenarios posibles para de este modo poder tener previstas situaciones extremas. No debemos caer en la autocomplacencia porque siempre hay circunstancias que se pueden mejorar». Olcina añadió que como existe hoy en día un mayor nivel de riesgo del que había en el año 1987, debemos tener respuesta a ese mayor nivel de riesgo.

Por su parte, el coordinador autonómico de Cruz Roja, Miguel Ángel Rodríguez, quiso incidir en que «es necesario llevar a cabo simulacros de forma periódica como tarea recomendable porque de esa forma podemos hacer frente mejor a las emergencias cuando se produzcan». Y dentro de esa política de ir más allá, por parte de los participantes en el encuentro informativo se quiso resaltar que Hidraqua haya dado un paso más y no se haya limitado a la gestión del suministro de agua potable a los hogares sino que se haya implicado en situaciones como las canalizaciones de los colectores pluviales o de los parques inundables que tan buenos resultados están dando.