El asesinato de María del Carmen Martínez no es el único suceso del que ha sido testigo mudo el Porsche Cayenne en el que fue tiroteada la viuda del expresidente de la CAM Vicente Sala el pasado 9 de diciembre. Un crimen que se cometió cuando el vehículo se encontraba aparcado en el lavadero de Novocar, el establecimiento de automoción propiedad de la familia que regentaba su yerno Miguel López, principal sospechoso de su muerte.

El coche, el que utilizaba Vicente Sala y que tras su fallecimiento comenzó a usar su viuda, protagonizó una persecución de película el 20 de enero de 2010 por la autovía Alicante-Madrid después de que la Guardia Civil de Tráfico detectara en un control rutinario de velocidad dos vehículos de alta gama, ambos Porsche modelo Cayenne, de unos dos años de uso y valorados en más de 90.000 euros cada uno.

Los agentes se encontraron con que ambos habían sido robados horas antes. Uno, de color negro, en Valencia y el otro, en el que murió María del Carmen, del concesionario de Porsche en Alicante, que en esas fechas pertenecía aún a la familia Sala y a cuyo frente se encontraba Miguel López. El coche había sido llevado a este establecimiento, situado también en la plaza de la Luna, junto a Novocar, para que le cambiaran las ruedas.

Medio centenar de efectivos

Los conductores de los dos coches viajaban solos y no respetaron el alto dado por los agentes cuando circulaban a gran velocidad. A partir de ese momento se puso en marcha un espectacular operativo policial en el que participaron más de medio centenar de efectivos de las unidades de Tráfico, Rural y Policía Judicial de la Guardia Civil, Policía Nacional de Elda-Petrer y Policía Local de varios municipios del Alto y Medio Vinalopó.

Incluso un helicóptero de apoyo, que se encontraba en Alicante ese día por un evento, se sumó a la persecución, que continuó por la autovía de Madrid hasta que ambos vehículos fueron interceptados en Petrer y Monforte. Sus respectivos ocupantes los abandonaron minutos antes y lograron darse a la fuga a pie, sin ser localizados, a pesar de que la intensa búsqueda se mantuvo activada durante toda aquella tarde de enero y en días posteriores.

Ambos turismos viajaban separados por lo que la autovía fue escenario de dos persecuciones diferentes en un intervalo de diez minutos. El primer Porsche en ser interceptado fue el de Vicente Sala, que el ladrón abandonó en pleno casco urbano de Monforte del Cid. En su huida el conductor se salió de la vía cerca del polideportivo, colisionó con un árbol y reventó las ruedas delantera y trasera de la parte izquierda. Sin embargo resultó ileso y se marchó corriendo, según apuntaron testigos que presenciaron los hechos.

El ocupante del segundo, de color negro, protagonizó las escenas de mayor peligro y temeridad. La coordinación entre los distintos Cuerpos de Seguridad permitió poner en marcha una maniobra de anticipación cortando la autovía tres kilómetros antes de la subida del Portichol. Sin embargo, el perseguido logró eludir el control. Se salió de la autovía para cambiar de sentido a la altura de Monforte y tomar dirección Madrid. Fue entonces cuando, en su frenético intento por escapar, chocó lateralmente con varios de los turismos a los que adelantó y cuando, a la altura de Novelda, embistió lateralmente a una patrulla de la Guardia Civil de Tráfico que intentaba cerrarle el paso por la derecha.

La colisión hizo que el vehículo camuflado en el que circulaban los agentes acabara en la cuneta aunque ninguno de ellos sufrió daños de consideración. Consciente de que el cerco policial se estrechaba sobre él optó por abandonar la autovía y se dirigió al aparcamiento inferior del centro comercial Bassa El Moro de Petrer. Allí dejó el Porsche accidentado y siguió huyendo a pie hacía el polígono de El Guirney donde se le perdió el rastro.

Las investigación, de la que se hizo cargo la Guardia Civil, descartó cualquier conexión entre ambos sucesos y apuntó a una extraordinaria casualidad que hizo confluir en el mismo espacio, lugar y tiempo dos coches de la misma marca robados el mismo día.

Uno meses antes, y también del concesionario de Porsche de Alicante, fue sustraído otro Cayenne de un vecino de Torrevieja que fue recuperado después en Tenerife. En un descuido el ladrón se subió al coche y a punto estuvo de atropellar al salir a un empleado.