El último episodio Alicante-Valencia ha sido el enfrentamiento entre organizaciones empresariales. Ahora que está usted más en contacto con la sociedad valenciana, ¿la sensacion de vasallaje que se percibe desde Alicante es real o responde el cantonalismo tradicional?

Como dice el conseller de Economia, lo que necesitamos es un interlocutor. Yo estoy cansado de ver empresarios que eran aplaudidores del PP y ahora se echan las manos a la cabeza. Ha pasado que una buena parte del empresariado, no sólo de Alicante, se volvió profundamente dependiente del modelo político, sabían conjugar perfectamente su liberalismo de boquilla con aceptar el intervencionismo más terrible de bolsillo, y cuando llegó la crisis, la política de subvención se acabó. Lo que ha pasado en buena parte del empresariado y con Coepa, es el final de un modelo económico y la emergencia necesaria de otro tipo de empresarios, mucho más ágiles, mucho más dinámicos, menos dependientes del poder político.

¿Le gusta el presidente de la Confederación de Empresarios de Valencia?

Ni me gusta ni me deja de gustar. Las organizaciones empresariales de Valencia me invitan a hablar de la Ley de Lobbies, de transparencia, de muchas cosas. En Alicante, los empresarios me invitan para hablar de Valencia, y esto es un problema. Con empresarios importantes de Alicante mantengo una relación fluida. Y tengo que felicitar al presidente de Coepa por el atrevimiento que está teniendo en defender aquello en lo que cree, está dando una lección de esfuerzo y de trabajo.