El grupo de empresas del apoderado general del Hércules, Juan Carlos Ramírez, es el único que hasta la fecha ha presentado una oferta en firme para hacerse con el complejo de ocio Panoramis en el juzgado de Alicante que instruye el proceso de liquidación de la empresa Marina de Poniente desde el verano de 2016. La gestora del edificio propiedad del Puerto entró en 2012 en concurso tras acumular una deuda cercana a los seis millones de euros con la Autoridad Portuaria y los bancos acreedores.

Rechazado el plan de viabilidad presentado en 2013, la mercantil está en quiebra y a la espera de que el juez decida ahora si acepta la oferta del empresario vasco. Fuentes del grupo de Ramírez apuntan que afrontan la recta final de la subasta con ilusión porque, aunque admiten que el proceso para relanzar el complejo no está exento de riesgos, sí ven futuro en un complejo que ocupa un lugar privilegiado frente al mar pero sobre el que parece haber caído una maldición. La idea del empresario cuya oferta es la única que está sobre la mesa del juez es seguir con la idea de potenciar el centro con restaurantes, pubs y ocio. Ahora el juez puede decidido o, incluso, ampliar el plazo de la subasta.

Marina de Poniente se constituyó en 1996 para asumir la gestión del segundo centro de ocio del Puerto de Alicante tras el construido en los muelles de Levante, cuando se decidió abrir el Puerto a la ciudad. En los primeros años llegó a funcionar y el centro atrajo a restaurantes, cines, tiendas, pubs y bares, pero Panoramis comenzó una deriva que le llevó a convertirse en un lugar «fantasma» en 2012, cuando Marina de Poniente entró en concurso de acreedores.

El Puerto era el principal acreedor con una deuda por cobrar de unos 2,7 millones de euros por el impago de la concesión y otros cinco millones se debían los bancos. Al final, todo se liquida y ahora toca empezar de nuevo. En el camino se han quedado empresarios como Enrique Ortiz, amigo íntimo de Juan Carlos Ramírez o los grupos Borja y Vectalia, éste último se salió en 2014.

En estos momentos, en Panoramis sobreviven un restaurante temático de comida «texmex», un gimnasio, un bar cuya concesión controla directamente la Autoridad Portuaria y un centro para fiestas infantiles junto al parking subterráneo para 500 coches. El último intento llegó ahora hace un año, cuando el constructor Enrique Ortiz, todavía en Marina de Poniente aunque nunca llegó a tener más del 15% de la sociedad, encargó a la empresa Sianliving la gestión del centro. Se anunció entonces la construcción de un mercado gourmet con 56 barras al estilo de los que funcionan en Madrid, Barcelona o Sevilla.

Comenzaron las obras pero Urbanismo las paró por excesos en la licencia. Solventado el problema con el Ayuntamiento, el tema se paralizó definitivamente y no pudo abrir en junio de 2016 coincidiendo con las Hogueras. Desde entonces, sólo los cines, el «Forsters», el gimnasio, la cafetería para el personal del Puerto y las fiestas infantiles mantienen encendida una llama cada vez más tenue.

El Muelle

El mercado «El Muelle» se proponía rivalizar en calidad y prestaciones con lugares consagrados en España como los que funcionan ya con éxito en Madrid (San Miguel y San Antón), Barcelona (El Nacional) o Sevilla (La Lonja). Un gastromercado que suponía una transformación total de Panoramis, de cuya configuración actual sólo quedarían los cines, el Forsters el gimnasio. Todo el resto era un centro diáfano en el que desaparecían las paredes para convertirlo en un espacio abierto con 56 barras que ofrecían variedad de productos, desde las ostras a los «ibéricos». A la pocas semanas todo se paró.