El alcalde de Alicante, Gabriel Echávarri, solicitó ayer por escrito a los portavoces de PP y Ciudadanos que, «en un plazo no superior» al próximo martes, «procedan a remitir la configuración de la totalidad de liberaciones de las que disfrutará su grupo una vez aplicada la minoración de un 100% de dedicación».

Es decir, Echávarri da tres días hábiles para que PP [que cuenta con tres sueldos completos y otros tantos parciales] y Cs [con dos completos y dos parciales] indiquen qué concejales pierden su remuneración o cómo se reparten las dedicaciones exclusivas y parciales tras la decisión del regidor socialista, avalada en un primer momento por sus dos socios de gobierno (ahora Bellido deja en el aire su apoyo), de reducir un sueldo completo a cada grupo de la oposición, que sumado a la renuncia a los dos directores generales, permitirá mejorar la plantilla de la Concejalía de Urbanismo.

Tras la tibieza inicial al conocer la medida, PP y Cs subieron ayer el tono de la crítica. Desde el grupo liderado por Barcala acusan a Echávarri de gobernar la ciudad a base de «pataletas». «Como no me dejáis jugar, pincho el balón», aseguró el edil popular en referencia a la actitud del alcalde. Más duros se mostraron desde Cs, a través de su portavoz adjunto, Antonio Manresa: «El anuncio obedece a una táctica de matonismo institucional y de capricho político».

Previsiblemente, la reducción de dos sueldos a la oposición (ahora sólo Cs tiene a un edil sin cobrar) no irá al pleno de este mes por urgencia, sino a la próxima sesión de abril. Ahí, el tripartito está en minoría, por lo que Echávarri y Pavón (máximo defensores de la medida) necesitan, además de contar con el apoyo de Compromís, que al menos un tránsfuga se abstenga. Belmonte, por ahora, parece la menos beligerante con la medida anunciada el miércoles.