En la fiesta de San José se celebra tradicionalmente el día del Seminario. Este curso coincide con el denominado Año Jubilar, con el motivo de los 275 años de la creación de nuestro Seminario Diocesano. Es una ocasión especial para dar gracias a Dios por la creación de las vocaciones sacerdotales, que se van formando desde aquella fecha en nuestro Seminario Diocesano. De todos es conocida la función del sacerdote en la formación y desarrollo de la vida cristiana en la Iglesia. La vida cristiana y sacerdotal, la santidad, la iglesia están fundadas y funcionan por la existencia y actividad de los sacerdotes.

El sacerdocio representa a la persona y a la actividad de Cristo. De ahí la importancia que la Iglesia da a la existencia y la actividad de los sacerdotes. Sin sacerdotes no habría Iglesia, y sin Iglesia no habría cristianismo. Por eso, la Iglesia cuida con el mayor interés la formación de los sacerdotes. Para ello fundó los Seminarios, donde se da toda la formación humana y sacerdotal.

El sacerdocio no es un gusto o un deseo de un individuo. El sacerdocio es una vocación sobrenatural, que Dios otorga a un hombre determinado, y la Iglesia se compromete en darle toda la formación humana y cristiana necesaria. Tienen tanta importancia los Seminarios donde se forman los sacerdotes, que es toda la Iglesia la que se compromete en crearlos y sostenerlos, con la colaboración material y espiritual de todos los cristianos. Por eso, los seminaristas, en la fiesta de San José, dejan el Seminario y visitan todos los pueblos, para obtener los medios necesarios para la formación sacerdotal. En la carta actual del obispo diocesano, D. Jesús Murgui Soriano «pide a todos los cristianos de la Diócesis que oren y que ayuden económicamente a nuestro Seminario diocesano de Orihuela-Alicante. Necesitamos sacerdotes. Necesitanos el Seminario». El Señor bendiga nuestro Seminario.