«La noche del 9 de diciembre estuvimos todos un rato llorando juntos, sobre todo Tania y yo. Después, al día siguiente, nada». Así dibujaba Vicente Sala Martínez ante el juez hace apenas una semana la situación actual de una familia más rota si cabe que antes de que asesinaran a María del Carmen Martínez por lo que la Policía, el fiscal y el juez atribuyen el crimen a la batalla por el control del holding empresarial familiar.

Una pugna que, siguiendo esta tesis, a fecha de hoy se habría cobrado la vida de la matriarca y la libertad de su yerno Miguel López (encarcelado por su muerte desde hace un mes) y que, bajo el mismo paraguas de la acusación particular aunque cada uno por su cuenta, mantiene enfrentados también en el ámbito judicial al primogénito con sus hermanas. Mientras el primero apunta a su cuñado como autor de crimen y sostiene que debe seguir en prisión, Mar y Antonia (Tania) creen ciegamente en su inocencia, piden que se busque al verdadero asesino y que se archive el caso para el marido de su hermana pequeña, Fuensanta (Fany), que no se ha personado.

De entrada, la vista en la que el próximo miércoles se iba a discutir la libertad del sospechoso tendrá que esperar hasta que el juez resuelva la nueva petición para que sea excarcelado que su abogado presentó el viernes tras desistir del recurso contra el auto que le mandó a prisión. Un escrito en el que habla de una investigación policial «dirigida» por el mayor de los Sala a la vez que hurga en las heridas abiertas también, como las de esta familia, de una instrucción que sigue sin aportar pruebas concluyentes.

No lo ve así Luis Corno, uno de los abogados de Vicente Sala, quien aventura que la defensa del yerno de la víctima «no estará tan convencida y segura de la contundencia y veracidad de los argumentos de su cliente cuando ha desistido de someterlos al criterio de un tribunal». En su opinión, «lo ha hecho para evitar que la Audiencia ratificase la prisión ya que la inspección ocular confirmó absolutamente la falta de credibilidad de la coartada de Miguel a pesar de las reuniones que mantuvo su letrado con los empleados de Novocar, como confesó ante del juez Estanislao Brotons, uno de ellos».

A la espera de que alguno de los análisis cuyos resultados faltan aporten algo más que indicios y diriman dudas, amigos de uno y otro bando en que está fracturada la familia de quien fuera vicepresidente de la CAM Vicente Sala ven improbable en el escenario actual un acercamiento que permita augurar una explosión controlada de este polvorín. «Las chicas están muy resentidas con su hermano porque se han dado cuenta de que su madre estaba muy influenciada por él, cosa que no sabían porque hacía tiempo que no hablaban con ella», explica una amiga muy próxima a ellas. Un comentario que rebate sin piedad alguien que presume de saber muy bien cómo era la víctima: «¡Influenciada María del Carmen! Quien diga eso es que no la conocía. Ella no se dejaba influenciar por nadie», sentencia.

Mientras desde el entorno de las tres mujeres, donde se cree con idéntica convicción que ellas en la inocencia de Miguel López, mantienen que el origen del conflicto radica en que «se lo quería quedar todo el hermano después de lo que ellas y sus maridos han trabajado», en el opuesto describen la actividad de las tres Sala en la empresa como poco más que «un entretenimiento por el que cobraban el mismo sueldo que Vicente». Un trabajo al que en estos momentos sólo acude Mar. Tania y Fany están de baja.

Vis a Vis

El sospechoso, entre tanto, continúa en un módulo de respeto en Fontcalent, en el que sigue acompañado por un interno las 24 horas del día y donde este fin de semana ha recibido por primera vez la visita de dos de sus hijos (el mayor está fuera de España) haciendo uso de un vis a vis. Cuando salga, le ha dicho a los suyos, quiere hacer algo por los que están injustamente encarcerados, «como le está pasando a él», apostillan.