El abogado de Miguel López ha planteado al juez que investiga el asesinato de María del Carmen Martínez que su defendido no tenía ningún móvil económico para matar a su suegra y que, de tenerlo alguien, sería su hijo Vicente Sala Martínez. El letrado José Antonio García renunció ayer a la vista que estaba señalada en la Audiencia para el miércoles y presentó un nuevo escrito ante el juez del caso solicitando la libertad de su cliente. La defensa se basa en las declaraciones de todos los testigos y la inspección ocular que, a su juicio, desmontan los indicios policiales que motivaron la detención de López. A su juicio, la investigación está «sesgada» y ha estado dirigida desde el principio por Vicente Sala, enviando a amigos íntimos y a sus empleados más allegados a declarar en Comisaría en contra de su cuñado.

En un escrito de medio centenar de folios recuerda que el abogado Antonio Moreno declaró ante el juez que planteó una propuesta para modular los efectos de la acción de oro (que garantizaba el control del holding familiar) ante el conflicto que se presentó entre Vicente y su madre contra sus tres hermanas y que la Policía sitúa como móvil del crimen. Dicha proposición pasaba por limitar sus efectos para que su titular pudiera manejar la empresa con libertad pero no con un poder absoluto frente al resto de socios, necesitando el concurso de éstos para las decisiones importantes. La propuesta fue rechazada por Vicente Sala argumentando que era «demasiado tarde», aseguró. «Pese a la negativa de Vicente, María del Carmen insistió en que se le explicaran bien a su hijo esas posibles soluciones, pero no hubo forma porque al parecer quería mantener el control absoluto», explicó.

Según argumenta el abogado en el escrito presentado ayer al juez, «nos encontramos con un atestado que intenta mantener la existencia de un móvil económico en mi cliente que le llevaría a matar a su suegra sin ningún beneficio para él (...) y sólo para beneficiar a su esposa (dueña de un 20%) y a sus cuñadas, que tienen el 40% restante, arriesgándose a pasarse el resto de su vida en la cárcel, con la esperanza de que, después de cometido el crimen, Vicente no consiguiera disponer de la acción de oro tras la demanda y que tampoco consiguiera convencer a una de sus hermanas para que le apoyara».

El letrado plantea que la muerte de la viuda del expresidente de la CAM en nada afectaba a la acción de oro pues Vicente Sala era el destinatario final de la misma. Mientras, Miguel López no es socio de ninguna de las empresas del grupo y está casado en régimen de separación de bienes. Asimismo, descarta que el detenido se sintiera presionado por su situación frente a las empresas de automoción Novocar y Solmar y recuerda que no son negocios de Miguel López, sino de la familia de su mujer y que la coyuntura de quiebra de ambas que se pretende transmitir es falsa.

La defensa califica el informe policial como un relato «increíble». En tono irónico señala que para que los hechos ocurrieron como dicen los investigadores Miguel López «tuvo que llegar al concesionario previsto ya de un arma corta (probablemente, como todo en esta instrucción, con silenciador) que debía llevar entre la ropa, esperar la llegada de María del Carmen, dirigirse a ella para recibirla, acompañarla al lavadero donde previamente había dejado el vehículo y, nada más llegar, descerrajarle los dos tiros, con la suerte de que en ese momento ningún empleado o cliente saliera al parking, o que nadie pasara por la acera».

En este sentido, incide en que, tras los disparos, Miguel López tendría que haberse desplazado «con total serenidad» hasta la zona de recambios para charlar con los empleados, con el arma humeante entre la ropa y con el riesgo de que alguien descubriera el cuerpo de su suegra. El letrado argumenta que es imposible que los disparos se produjeran tal y como sostiene la Policía cuando la víctima acababa de llegar a Novocar. En este sentido, recalca la declaración del encargado del lavadero, Herminio Fuentes, ante los primeros policías que se desplazaron al lugar del crimen en la que dijo que al regresar de cargar muebles vio a María del Carmen viva recogiendo su coche. El letrado concluye que no se ha demostrado ni que Miguel colocara el coche de la víctima, ni que la citara a última hora para ir recogerlo.

El letrado señala que la reacción del procesado cuando llegó a casa de su cuñada y salió corriendo sin decir nada a las hijas al recibir la llamada avisando de lo ocurrido a su suegra «es la reacción normal y humana de cualquier persona». El escrito finaliza argumentando que no existe riesgo de fuga, ni de manipulación de los testigos puesto que todos han pasado ya el juzgado, por lo que reitera al juez que lo deje en libertad, decisión contra la que cabe recurso ante la Audiencia.