María del Carmen Martínez, la viuda del expresidente de la CAM Vicente Sala tiroteada en el lavadero del establecimiento de automoción que regentaba su yerno Miguel López, encarcelado desde hace un mes por su asesinato, siempre decía que quería cerrar esta sección de los negocios familiares. Un apartado que, además de Novocar, donde se produjo el crimen, incluye Solmar, ubicada en las inmediaciones del aeropuerto y dedicada al alquiler de coches. Así lo contó el hijo mayor de la víctima durante su declaración ante el magistrado que investiga la muerte de su madre en respuesta a una pregunta del fiscal.

Vicente Sala explicó que desde que se compró el rent a car y salvo en el último año (cuando entre los dos negocios arrojaron unos beneficios de unos 700.000 euros) estas empresas sólo habían acumulado pérdidas, que cifró en unos cuatro millones, aunque sin concretar en cuántos años. Una situación financiera que se salvaba gracias a los préstamos de Samar Internacional, el negocio del plástico motor del holding familiar.

Los apoyos financieros se aportaban a través de avales que el primogénito de los Sala situó entre los 20 y los 40 millones y sin los que el sector de la automoción no habría sido viable, precisó. Por este motivo, según concretó, su madre siempre decía que quería cerrarla porque perdía mucho dinero y que si no lo hizo fue porque su padre dejó expresamente dicho en su testamento que no se hiciera.

El legado del expresidente

El legado del expresidente de la CAM recogía expresamente: «Es deseo del testador que tanto su hijo Vicente como sus yernos Abacuc, Manuel y Miguel continúen desempeñando las responsabilidades, funciones y cargos que cada uno tiene en las distintas empresas de grupo, tanto actualmente como a la fecha de su fallecimiento». Sin la ayuda de Samar, el grupo de automoción no hubiera aguantado ni medio año, concretó.

Vicente Sala explicó también a su señoría que sus padres repartieron en vida prácticamente todo su patrimonio a partes de iguales entre sus cuatro hijos y que la polémica participación privilegiada (la acción de oro que su madre tenía como fideicomisaria y que en el momento de su muerte estaba en trámites para traspasársela a él cumpliendo la voluntad de su padre) la establecieron para reservarse el control de las empresas por si todos o alguno de los hijos no actuaban correctamente.

El hijo mayor de la María del Carmen Martínez admitió que su madre le dijo que le iba a nombrar heredero universal (como así hizo, a sus tres hermanas sólo les dejó la legítima) y que querían acometer cuanto antes el cambio de los estatutos de Samar Internacional y el traspaso de la acción de oro para seguir siendo administrador único ya que las tres unidas sumaban un 60% de las acciones, lo que le dejaba en una franca minoría aún contando las participaciones de su madre y de su tía.

A la pregunta del fiscal de si estaba realizando alguna gestión para indemnizar a sus hermanas en el supuesto de que dejaran la sociedad, respondió que aunque nunca llegó a hacerles esa oferta porque no mantiene comunicación con ellas, estaba consultando con un banco para ver la viabilidad y que como la entidad les había dado luz verde tenían previsto convocar una junta de socios a finales del pasado año o principios de éste para plantearlo.

Vicente Sala agregó que cuando compartió la condición de consejero delegado con Fuensanta (la mujer de Miguel López) la gestión del negocio se complicó no sólo por ella sino por sus otras dos hermanas dada su falta de formación y experiencia en un sector en el que él lleva trabajando 20 años.