Las tensiones de los Sala por el control del holding familiar se han trasladado al juzgado que investiga el asesinato de la matriarca del clan. Tras la maratoniana jornada del viernes, con ocho testigos citados en una sola mañana, el juzgado que investiga el crimen de María del Carmen Martínez, viuda del expresidente de la CAM Vicente Sala, celebra el próximo viernes la segunda ronda de declaraciones. Entre los llamados, destacan dos de las hijas de la víctima, Fuensanta y María Antonia Sala. La primera de ellas es la mujer del sospechoso de haber cometido el crimen, Miguel López, y que está encarcelado desde el pasado 10 de febrero. Las tres hijas de Sala están convencidas de la inocencia del detenido y reclaman que se busque al verdadero asesino de su madre. La tercera de las hermanas fue otra de los testigos citados el viernes pasado, junto al primogénito de la familia, Vicente Sala, con quien ni siquiera se dirigió la palabra durante las horas que esperaron en el pasillo para entrar a declarar.
La división de la familia volverá a plasmarse en la instrucción judicial y algunos de los episodios más amargos vividos por sus protagonistas estos meses estarán en los interrogatorios. Fuensanta Sala Martínez, conocida como Fany, tiene la dispensa de no declarar contra su marido, aunque por el momento las tres hijas de la mujer asesinada han apoyado a Miguel López y le creen inocente del crimen.
El sumario revela que las tres hermanas estaban juntas en casa de su hermana Maria Antonia, conocida como Tania, celebrando una reunión telefónica con sus abogados desde Madrid en el momento en que Miguel López llegó a la finca familiar y éste recibió una llamada de Novocar en la que le comunicaban que acababan de tirotear a su suegra. Los informes policiales revelan las presuntas maniobras de Miguel López para llegar a la casa antes de recibir esa llamada y lo atribuyen a que el sospechoso quería tener testigos cuando le llamaran. Sin embargo, su reacción fue la de marcharse de la vivienda corriendo sin decir nada a las hermanas de lo que le había ocurrido a la madre.
Las dos hermanas ya tuvieron que declarar en la Comisaría sobre las tensiones y divisiones que había en la familia por el control del grupo. Fany relató a la Policía que sus relaciones eran nulas desde que en septiembre su madre decidió que la acción de oro, un derecho de veto sobre los acuerdos en la junta, debía pasar a su hermano. «A mi madre le gustaba el poder y el dinero. Lo contrario de mi padre, que era muy discreto·, aseguró a la Policía. También fue interrogada por los mensajes de whatsapp que los nietos enviaron a su abuela diciendo que no querían verla más y explicó que fue una decisión adoptada por consenso entre las hermanas. Uno de los aspectos destacados en la investigación fueron los mensajes publicados en las redes sociales en contra de su abuela, algo que la familia ha atribuído a una chiquillada.
La segunda de las hermanas, Tania, ha resaltado en sus declaraciones su buena relación con Miguel, que fue quien le presentó a su exmarido y que la apoyó tras su separación. De hecho, solían salir juntos a hacer deporte y el día del crimen por la mañana estuvo corriendo con él durante veinte minutos, sin que notara nada raro en su comportamiento. También relató a los agentes que su madre y su tía Antonia el pasado noviembre entraron en el despacho donde se encontraban las tres hermanas para decirles que alguien había abierto la caja fuerte de donde había desaparecido una caja con varias alhajas de su tía. Las tres negaron haber robado nada, aunque Tania admitió en Comisaría que cogieron la llave de la caja fuerte y fueron con ella ante un notario para fotografiar todo lo que había en el interior
