Una fusión tan inesperada como lograda despidió anoche el acto de entrega de los XXXII premios «Importantes». Los versos del poeta oriolano más universal resonaron en el Auditorio Provincial a ritmo de jazz. La adaptación realizada por Ana Camús Jazz Quartet de tres poemas de Miguel Hernández que Joan Manuel Serrat había convertido en canciones sorprendió a los asistentes.

Los acordes de las Nanas de la cebolla sonaban tan reconocibles como nuevos y la interpretación de las Las abarcas desiertas llegó a tocar la fibra de los presentes, a los que también encandiló la conocida Para la libertad.

INFORMACIÓN quiso que el poeta oriolano estuviera presente en la gala en el 75 aniversario de su muerte y para ello apostó por artistas locales. Al piano, contrabajo, batería y voz de los villeneros Ana Camús Jazz Quartet se sumó el reconocido grafitero alicantino Tom Rock, una leyenda del arte urbano que dejó asombrado al público con su habilidad. Mientras sonaban los versos del poeta, Tom Rock se encaramó a un gran mural de dos metros cuadrados pertrechado con una mascarilla y sus tubos de spray de color blanco, negro y gris y fue dando forma al rostro del poeta oriolano. Todo un reto para realizar su particular homenaje a Miguel Hernández que solventó con maestría en un tiempo récord.

El espectáculo de ver en directo música y pintura resultaba arriesgado pero el resultado valió la pena a juzgar por la reacción de invitados y premiados. Muchos de ellos quisieron inmortalizar el momento con sus teléfonos móviles. Además, el cuarteto de jazz suele tocar en pequeños locales mientras que Tom Rock generalmente dispone de más tiempo para realizar sus creaciones.

Justo antes de que Ana Camús Jazz Quartet saliera al escenario el biógrafo oficial del poeta oriolano, el escritor José Luis Ferris se dirigió a los presentes para elogiar al poeta del pueblo. «28 de marzo de 1942, 5.30 de la madrugada. Ha fallecido el recluso Miguel Hernández», arrancó, para recordar que «qué sencilla es la muerte, y qué injusta, mancha como una luna oscura». «Miguel destruido, el ruiseñor de más hermoso vuelo desplomado», continuó. Pero hoy, dijo «el poeta renace. Vuelve sin duelo ni batallas». Porque cada vez que un lector regresa a los versos de este «hombre íntegro y poeta esencial», «su voz se escucha nueva y limpia».

El cuarteto se despidió con una «propina» de su repertorio, La bien pagá, cantada en inglés.