Entre seis y siete minutos. Éste es el margen que, según la Policía, tuvo Miguel López para disparar a su suegra y marcharse de la escena del crimen. Es decir, el tiempo que transcurrió entre que María del Carmen Martínez llegó al taller y el sospechoso se marchó a su casa. Los investigadores hicieron una reconstrucción minuciosa de los últimos momentos de vida de la víctima en las instalaciones de Novocar tras recibir dos disparos en la cabeza. Miguel López, yerno de la fallecida y gerente del establecimiento donde tuvo lugar el crimen, que fue detenido hace una semana como presunto autor material del asesinato y permanece desde el pasado viernes en la prisión de Fontcalent.

María del Carmen iba esa tarde a recoger su coche del taller en Novocar, a donde la llevó su hermana Antonia. La investigación policial establece las 18.25 horas como el momento de la llegada de la víctima a las instalaciones. El sumario relata que Miguel las saludó nada más llegar, hecho que les extrañó porque desde el conflicto con la acción de oro ya no se hablaban.

El sospechoso sostiene que entregó en mano la llave a la fallecida y él se fue al taller mientras ella se dirigía hacia su coche. Miguel López dice que estuvo cinco minutos hablando con los empleados y que después se marchó a casa, entre las 18.30 y las 18.40 horas. Las cámaras de tráfico de la carretera de Ocaña detectaron su coche pasar a las 18.38. Nueve minutos más tarde ya estaba en su casa.

Nadie presenció la entrega de las llaves por lo que se desconoce el lugar exacto donde se produjo, señala la Policía en los informes que integran el sumario. En el momento en que se marchó, Miguel y un empleado vieron que el coche seguía en el lavadero y alguien sentado y supusieron que Mari Carmen estaba hablando por teléfono.

La hermana de María del Carmen, en cambio, sostiene que Miguel no les dio ninguna llave, se limitó a saludarlas cuando pasaron junto a él con el coche. Antonia dejó a su hermana camino del lavadero donde estaba aparcado su vehículo y se marchó a casa.

La entrega del coche se hizo en el lavadero del taller, hecho que extrañó a varios de los testigos y a los investigadores, ya que los protocolos de la empresa marcaban que la recogida se hacía en el parking. De hecho, al mediodía el coche estaba estacionado en el parking por la mañana una vez que estaba terminado y alguien lo volvió a meter en el lavadero. La Policía señala que ese alguien fue Miguel y el motivo era que éste era el lugar elegido para acabar con su vida. Ese mismo día Miguel López envió a cargar unos muebles a una nave en la avenida de Elche al empleado que habitualmente estaba en el lavadero.

La mujer fue encontrada aún con vida de pie apoyada en el coche con la cara ensangrentada. Los empleados pensaron en un primer momento que María del Carmen se había caído, hasta que vieron alarmados que había casquillos en el suelo.