Dos hermanas de Miguel López y dos de sus empleados acudieron ayer al juzgado de guardia para expresarle su apoyo y conocer el resultado de la comparecencia. Los dos empleados aguardaron en el pasillo durante toda la mañana, mientras que las mujeres esperaron fuera y sólo entraron en el Palacio de Justicia cuando terminó la declaración. La mujer del detenido, Fanny Sala, optó ayer por no ir al juzgado y esperar las noticias del juzgado.

Los compañeros de Novocar tuvieron ocasión de intercambiar unas pocas palabras con el detenido en el momento en que la Policía le llevaba al despacho del juez en los escasos metros que van desde las escaleras de los calabozos hasta el juzgado de guardia. Inicialmente estaba previsto que el traslado se hiciera por un ascensor que conecta directamente con la oficina judicial, pero una avería en el elevador obligó a hacer la conducción por pasillos de uso común. Las hermanas entraron al juzgado cuando ya terminó la declaración, sobre las 15.45 horas y estuvieron esperando en el pasillo para conocer cuál era la decisión del juez. Brevemente, las hermanas tuvieron un encuentro con el detenido en los calabozos. Nada más saberse que Miguel López iba a ir a prisión, todos ellos se marcharon el edificio, algunos de ellos con lágrimas en los ojos. La noticia cayó como un jarro de agua fría para ellos, ya que no descartaban que pudiera quedar en libertad esa misma mañana.

La comparecencia fue el principal asunto del juzgado de guardia y en el que se volcaron todos los esfuerzos. Esa misma mañana se levantó el secreto del sumario para entregar las copias de las diligencias a todas las partes. Después para interrogar al detenido durante más de tres horas y media.