El Grupo Urbanika surgió cuando Enrique Ortiz convenció a los directivos de la antigua Bancaja y de la Inmobiliaria Espacio para poner en marcha una compañía con la que abordar grandes inversiones en terrenos en los numerosos planes parciales que florecieron a mediados de la pasada década. La alianza permitió a Ortiz y sus socios adquirir millones de metros cuadrados en zonas como Rabasa, La Condomina o Vistahermosa, en Alicante, o en Armanello, en Benidorm.

Todo, eso sí, casi siempre adquirido con créditos que daba la propia Bancaja o su filial, el Banco de Valencia. En aquellos años era una forma bastante habitual de funcionar y las entidades se prestaban a estos negocios, con tal de engordar sus balances y presentar una cuentas con incrementos de volumen a final de año.

Sin embargo, la intervención de Bankia -en la que se había integrado previamente Bancaja- llevó a los responsables de esta última a analizar las operaciones del grupo, para lo que encargaron un informe a KPMG que puso de manifiesto las considerable plusvalías conseguidas por Ortiz con la mayor parte de las operaciones del conglomerado, en detrimento de sus socios financieros, que eran lo que siempre ponían el dinero. Las conclusiones llevaron a Bankia a remitir a finales de 2014 varias de estas operaciones a la fiscalía Anticorrupción, para que las investigara.

El citado informe también fue incorporado a la causa sobre el supuesto amaño del Plan General de Ordenación Urbana que investió el Juzgado de Instrucción número 5 de Alicante y por el que Enrique Ortiz ha sido procesado y está pendiente de juicio, junto con los dos anteriores alcaldes de la ciudad, Luis Díaz Alperi y Sonia Castedo. El análisis que la Policía realizó de dicho informe cuestionaba la racionalidad económica de estos negocios.