El temporal de lluvia, nieve, viento y martemporal que sacudió la provincia hace diez días ha provocado un incremento medio del 40% en las solicitudes de reparación que han recibido las empresas que se dedican a la rehabilitación de viviendas en Alicante, una provincia que se ha visto especialmente sorprendida por unas condiciones climatológicas extremas, con potentes nevadas en cotas bajas, tormentas y un mar Mediterráneo cuya subida de nivel ha causado destrozos en obras públicas y viviendas, sobre todo en las más próximas al mar. En la mayoría de los casos serán necesarias obras de reparación y refuerzo de pilares, y en otros, más graves, urgen labores de rehabilitación profunda de estructuras.
El Consell aprobó el pasado viernes la fórmula para que los municipios presenten la estimación de los daños, ya que son los ayuntamientos los que deben canalizar las denuncias que presenten sus vecinos. El plazo finaliza el 31 de marzo. Una vez presentadas las solicitudes, se evaluarán por parte de una comisión técnica. Asimismo, a la comisión le corresponderá hacer una estimación presupuestaria con cargo al Fondo de Contingencia para el ejercicio 2017, que se someterá a la aprobación por el Consell.
En el caso de superarse la dotación presupuestaria prevista, se podrá establecer un prorrateo entre todas las actuaciones financiables, que se imputarán a cargo del Fondo de Contingencia para el ejercicio 2017. Todo ello sin perjuicio de que los departamentos competentes puedan cofinanciar, con cargo a sus fondos propios ordinarios, las actuaciones previstas hasta el 100 por cien de su coste.
El temporal sacó a la luz vicios ocultos en las construcciones, defectos de obra o daños causados por el paso del tiempo, que es necesario arreglar para garantizar la seguridad de los vecinos. Los temporales han multiplicado los encargos de empresas de conservación y rehabilitación de inmuebles.
«Cuando tenemos lluvias como las que recientemente azotaron la provincia, se incrementan mucho las llamadas solicitando presupuesto. Los motivos principales suelen ser filtraciones de agua por cubiertas, carpinterías y fachadas, así como también desprendimientos por la virulencia de las inclemencias meteorológicas», explica Julio Rodríguez, director general del grupo BDI, empresa alicantina especializada en rehabilitación de edificios y fachadas.
«Durante el mes siguiente a las precipitaciones se multiplican las tomas de datos e inspecciones por los avisos recibidos por parte de los clientes. En gran parte de estos avisos los clientes también dan parte a sus respectivos seguros, con objeto de que cubran los daños ocasionados por tales incidencias», señala Rodríguez. «Se reclaman trabajos que han de ejecutarse de manera inmediata por el peligro que conllevan. Retirada de tejas que han quedado al borde del alero, muros que han sufrido desplomes o desprendimientos de tierras que acaban invadiendo zonas de paso».
Rodríguez apunta que aunque poco a poco la sociedad se va concienciando de la importancia que tiene un buen mantenimiento periódico de los edificios, la tónica general es «acordarnos de Santa Bárbara cuando truena». Un aspecto que, indica, provoca que los daños sean cuantiosos y más importantes que de haber llevado un correcto mantenimiento. Por este motivo incide en la importancia de realizar revisiones de todos aquellos elementos que forman parte de un edificio no sólo tras los temporales, sino en cualquier momento del año, para detectar posibles deficiencias que en casos de lluvias o fuertes vientos puedan suponer un grave riesgo, no sólo para los propietarios del inmueble, sino también para cualquier persona que pase por la zona.
«Alicante es una zona muy sensible debido a la cercanía al mar y la humedad, lo que provoca la necesidad de extremar las medidas para actuar a tiempo en la reparación de estructuras de edificios», concluye Rodríguez.
