Situado en la zona más montañosa de la comarca de El Comtat, Tollos es el municipio con menos habitantes de la provincia de Alicante, con sólo 53 vecinos. Casi dos de cada tres de sus habitantes, el 62,3%, son jubilados. Esta circunstancia lo coloca como la localidad de la Comunidad con la población más envejecida, algo a lo que contribuye la presencia de una pequeña residencia geriátrica que atiende a una veintena de mayores, todos ellos inscritos en el padrón. De hecho, esta cuestión motivó hace algunos años un significativo crecimiento demográfico: a comienzos de la década pasada, la cifra de vecinos llegó a quedarse en tan sólo 34. El incremento del padrón incluso hizo que Tollos dejara de ser el municipio alicantino menos poblado y que el farolillo rojo lo ocupara Famorca, situado a apenas cuatro kilómetros. En los últimos años, una u otra localidad han ocupado de manera alterna ese último lugar por habitantes; ahora mismo Famorca registra 59 vecinos.

«La agricultura no da para vivir»

El alcalde de Tollos, Félix Frau, subraya que gracias a este geriátrico la población se está manteniendo, «porque el problema que tenemos en estos pueblos es que la agricultura no da para vivir y la gente joven acaba marchándose fuera». Además, la necesidad de acudir al médico propicia que algunos de ellos no residan permanentemente en el pueblo y deban tener vivienda además en alguna gran ciudad, que sí cuenta con todos los servicios. Este es el caso de un matrimonio de Elda, «que va y viene dependiendo de si tienen que acudir a la consulta». En cualquier caso, Frau no cambiaría Tollos por nada del mundo. «Se vive muy bien aquí, muy tranquilos y en medio de un paisaje sensacional. Ahora en invierno es un poco más duro, pero en verano la cosa se anima».