La Asociación para la Integración de Enfermos Mentales de Alicante, Aiem, ha tenido que suspender un programa de promoción de la salud mental que prestaba desde hace once años, enfocado a niños con distintos problemas, como trastorno por déficit de atención, asperger o coeficiente intelectual límite. El motivo para interrumpir este programa es que la Conselleria de Sanidad no les ha renovado la subvención de unos 130.000 euros anuales que desde 2005 venía concediendo a esta entidad, a través de las denominadas subvenciones nominativas. 12 menores se han visto afectados por el desmantelamiento de este programa que se desarrollaba a lo largo del curso escolar.

«El año pasado ya redujeron la ayuda. Pero en noviembre nos reunieron a todas las asociaciones para explicarnos que ese tipo de subvenciones nominativas iban a cambiar y que deberíamos ir a un concurso público», explica Silvia Núñez. Pero además, en el caso de Aiem, «nos dijeron que sólo podríamos presentarnos para dar asistencia a adultos y más enfocados hacia el empleo». La única alternativa que Sanidad les ha dado para mantener el programa de los niños «es que acudamos a la Conselleria de Educación o a Bienestar Social a ver si ellos nos pueden ayudar».

A lo largo de estos años, cerca de 200 niños y jóvenes han sido atendidos a través de este programa. «Estos niños nos venían derivados de las Unidades de Salud Mental Infantil con algún trastorno mental diagnosticado y teníamos lista de espera», señala Alfredo de la Calle, psicólogo de Aiem.

Durante dos tardes a la semana se hacía con estos menores un trabajo meta cognitivo. «Trabajábamos la memoria, la atención, el lenguaje, la toma de decisiones, las habilidades sociales. Trabajábamos tanto a nivel individual como grupal y también desarrollábamos una intervención con los padres», explica De la Calle. «Los chicos pueden llegar a estar años con nosotros hasta que les damos de alta definitiva».

El objetivo principal de este trabajo, era el de prevenir futuros trastornos mentales.«No es sólo que estos menores tengan hiperactividad o no se puedan concentrar», afirma Núñez, «también es un problema de incomprensión y rechazo por parte de sus compañeros. Su autoestima es baja y en muchas ocasiones son objeto de bullying en los centros escolares». En este sentido, «verse en un grupo con otros chicos y con profesionales que les comprenden y apoyan supone todo un cambio para ellos».

Según los responsables de Aiem no hay otras entidades que ofrezcan programas de estas características en la provincia, «sólo a través de instituciones privadas». La asociación también presta un programa de intervención con adultos que atiende a una media de un centenar de personas.