Tras los cambios en el tipo de familia hay, a juicio de los sociólogos, una razón económica. Así, en los países en vías de desarrollo o en las zonas que sufren una mayor carestía. « La familia resulta un recurso. Por ejemplo, aquí hemos visto jóvenes que se emanciparon y, con la crisis, han vuelto a buscar el anclaje económico y afectivo de la familia», señala el sociólogo de la UA Raúl Ruiz.

El sociólogo sostiene que «en las sociedades mas pobres la familia garantiza la subsistencia. En este país la familia antes era una unidad económica en la que los hijos aportaban recursos a los padres, se incorporaban pronto al mercado laboral y, cuando percibían un salario, ayudaban a la unidad familiar. El estado de bienestar antes era inexistente y había que fomentar el vínculo con los mayores. Los hijos eran un bien de producción y ahora los hijos son un objeto de lujo».

Ruiz se pone como ejemplo al afirmar que «mis abuelos paternos tuvieron cinco hijos, los maternos, cuatro. Ellos vivían en un contexto rural y así con los hijos garantizaban su futuro. Había que tener hijos y la sociedad aprobaba esos comportamientos. Yo, sin embargo, he tenido dos hijas y supero la media de mi generación. Ha cambiado la sociedad y la situación económica del país, y ha habido una respuesta adaptada al contexto. Los hijos ahora en general son un bien de consumo y los de antes eran un bien de producción».

El sociólogo alicantino añade que «no hay más que echar un vistazo a los países pobres que siguen teniendo muchos hijos mientras que la natalidad disminuye conforme hay más nivel de vida. Ahora en nuestro país la mayor parte de padres y madres queremos dar a nuestros hijos lo mejor, y eso no puede hacerse si se tienen demasiados hijos».