Nunca imaginaron que un sencillo viaje entre Madrid y Alicante por tren sería tan largo. Políticos y empresarios, junto a otros viajeros de la provincia, se vieron atrapados el jueves por la noche en la estación de Albacete debido a la intensa nevada. Acostumbrados a batallas de otro tipo, sobre todo dialécticas, alcaldes, diputados y senadores se enfrentaron esta vez a un adversario mucho más fuerte, el clima. Todavía con legañas en los ojos, ayer, relataron su odisea y lo que hicieron para tratar de matar el tiempo.

En el caso del alcalde de Elche, Carlos González, el trabajo fue su refugio. «Me atrincheré en mi sillón del tren y me puse a trabajar intentando que pasara el tiempo porque nuestro tren fue el primero que se paró y por tanto el último en poner rumbo a Cuenca». Su tren partió de Madrid a las 15.25 horas del jueves y no entraba por la puerta de su casa hasta las 6 de la mañana de ayer. Una noche en blanco fue también para el alcalde de Crevillent, César Asencio, quien llegó a su casa a las 5 de la mañana y poco después asistía a varios actos programados por la Diputación.

De «historia del tercer mundo» calificó la secretaria de organización del PSPV-PSOE, Toñi Serna, la situación vivida; y su compañero de partido, el alcalde de Elda, Rubén Alfaro, se quejaba ayer de que «en la cafetería del tren no quedaba comida ni agua» y tampoco sabían cuánto tiempo permanecerían allí.

«Había pasajeros de cuatro trenes en el hall de la estación de Albacete y más gente en los andenes. Con esa incertidumbre preguntamos qué iba a pasar y nos dijeron que si no queríamos dormir en una silla del hall de la estación que nos fuéramos buscando un hotel». Y eso hizo Luis Barcala junto a Mari Carmen de España y Mari Ángeles Goitia, concejales del PP en el Ayuntamiento de Alicante, a quienes pilló el colapso de trenes a su vuelta de Fitur. No había taxis y subieron a uno de los autobuses urbanos que dispuso la Policía Local para recoger a los viajeros aislados.

En el mismo hotel de Albacete durmió la senadora Asunción Sánchez Zaplana, quien a la mañana siguiente regresó con sus compañeros de partido en un minibús que contrataron en Albacete. Pese a que critica la falta de información que, en general, imperó durante toda la jornada, Zaplana trataba de ver ayer el lado bueno de esta experiencia. «Los paisajes que hemos visto viniendo por la carretera eran impresionantes, con todo absolutamente nevado».

También pernoctó en la ciudad manchega el empresario Enrique Ortiz, que viajaba en el AVE de vuelta de Madrid con un compañero de su empresa. «Los taxistas se fueron para su casa a hacerse una cena a la brasa. Tuve que andar un kilómetro bajo la nieve con una maleta de fin de semana, pero había gente caminando con equipaje grande». Un amigo fue ayer a recoger a Ortiz a Albacete, como explicó él mismo. Otro damnificado fue el presidente de Mercamadrid, el alicantino José Ramón Sempere. Su tren, según relató, había salido de Santander lleno de pasajeros del Imserso. «Nos bajaron en la estación para ir a recoger a gente de otro tren que estaba en medio de la nada y sin calefacción. A las 21 horas seguíamos en la estación, con todo agotado en la cafetería, sin agua ni explicaciones, con tanta gente mayor».

Muy crítico con la situación vivida en las últimas horas fue el presidente de Hosbec, Toni Mayor, quien salió de Madrid el jueves a las 15 horas y llegó en autobús a Alicante ayer a las 12 de la mañana. «Esta es la España cañí y no la del siglo XXI. Hay postes de luz tumbados, pero tampoco ha caído tanta nieve». Y considera que dichos postes «son de hojalata porque no ha sido para tanto, habrá que hacérselo mirar».

También se vio atrapado por la nieve el alicantino magistrado de la Audiencia de Madrid, Vicente Magro, quien, por encima de la falta de información y el caos, se queda con la solidaridad de algunos pasajeros «que repartían lo que llevaban de comer entre las personas más mayores que no tenían nada».

Firman esta información: J. Hernández, P. Escribano, V. Mora y J. C. P. G.