Papel moneda; tarjetas en todas sus variedades, desde el crédito al débito, las «affinity card» que ofrecen marcas y tiendas, y las «contactless» que simplemente hay que acercar al datáfono y que están arrasando incluso entre los más mayores en el súper; y las «app wallet» que ofrecen cada vez más entidades financieras, y que permiten pagar pasando nuestro smartphone sobre la terminal de pago (TPV). Con esto, por ahora, sólo se atreven los alicantinos más jóvenes pero, según auguran analistas, comerciantes y las patronales del sector, acabará arrasando en un plazo máximo de cinco años. Es el pago a la carta en una provincia que realiza al año transacciones por valor de más de 20.000 millones de euros en bienes y servicios, sobre todo en comercio y hostelería. Una convivencia de sistemas al servicio del consumidor, que pretende atender todo tipo de perfiles, para facilitarles la vida. Y las compras.

Pese a este escenario compartido, en el que también hacen su papel las cajas registradoras, lo que está claro es que el sistema de pago electrónico prevalece sobre el billete físico, acaparando ya el 70% de las operaciones en el pequeño y el gran comercio, por la gran variedad de tarjetas que tiene ya que se siguen utilizando con chip y con firma. Dos de cada diez prefieren aún pagar en efectivo y el resto, se atreve ya a usar el móvil para pagar.

El 99% de las tiendas pequeñas, medianas y grandes cadenas y marcas de la provincia tiene algún TPV y permiten el pago con tarjeta, y sólo negocios como panaderías, y en poblaciones pequeñas, carecen de terminales y debemos llevar suelto en el bolsillo si queremos, por ejemplo, pan del día. En Alicante y las otras grandes ciudades de la provincia, sobre todo municipios turísticos, cada vez abren más panaderías con concepto de cafetería y pastelería que también permiten el crédito. «El número de comercios que no dan la posibilidad de comprar con tarjeta es residual. El consumidor quiere facilidades de todo tipo y si no dispone de TPV el comerciante lo tiene complicado. En los puestos del Mercado Central de Alicante, hasta en los taxis, se puede pagar con tarjeta», explica Francisco Rovira, secretario general de la patronal del pequeño y mediano comercio (Facpyme). En Alicante el Ayuntamiento prepara el pago de la Zona Azul con el móvil.

La tarjeta de crédito, como recuerda Rovira, permite aplazar pagos o financiar grandes compras como electrodomésticos o mobiliario, al margen de equipamiento personal, libros, juguetes y hasta ocio, por lo que «el dinero de plástico ha volado esta Navidad». Destaca Rovira lo mucho que han luchado los comerciantes con las entidades financieras para abaratar las comisiones que al principio les cobraban por las terminales de pago con tarjeta. «Eran caras. Ahora en cambio si el comercio tiene vinculación con un determinado banco o caja se instalan a coste cero las que van saliendo .nue.vas, como el contactless (que permite pasar la tarjeta por encima del datáfono sin introducir pin por compras menores de 20 euros). Y hemos peleado mucho a nivel estatal con Visa España y Mastercard por las comisiones que cobraban al comerciante para intentar reducir los porcentajes. Ahora a muchos establecimientos sólo les imponen el 0,30 ó el 0,50% de la operación, y hay entidades que cobran el 0% si en los tres primeros meses el negocio factura 10.000 euros, lo que no es raro. Se han disparado los establecimientos que se suman al pago con dinero electrónico».

Algo similar ocurre en las grandes superficies de la provincia, que reivindican su papel de pioneras en formas de pago. «Depende de la estrategia de cada empresa. Hace poco Carrefour presentó una nueva fórmula de cobro. En lugar de emitir el ticket de papel, si quiere el cliente, porque es voluntario, te lo envían al ordenador o al móvil, donde se conserva esa factura, y a la vez supone un ahorro en papel», explica Carlos Alfonso, portavoz de la Asociación Nacional de Grandes Superficies (Anged) en la Comunidad, que tiene entre sus asociados a las principales tiendas medianas y grandes.

Mientras las principales franquicias de moda ya ofrecen el pago vía móvil también en Alicante, las grandes tiendas comienzan a implantar, poco a poco, esta modalidad en sus cadenas con pruebas piloto. «Es algo incipiente porque no todas las financieras lo están emitiendo pero cuando el mercado constate la existencia de este sistema nuestras empresas lo pondrán en práctica; es algo que tardará en generalizarse pero va a ir a más, seguro. Por contra, el dinero físico se está detrayendo y más con medidas como la última del Gobierno», limitando el pago en efectivo a mil euros, dijo Alfonso.

«En el encuentro de ciudades comerciales que se celebró en Alicante en 2011, en el ADDA, ya se habló de la tecnología NFC, imprescindible para el pago con smartphone». Así lo recordó Vicente Armengol, presidente de la asociación de comerciantes Corazón de Alicante y vicepresidente del Colectivo de Comerciantes, que representa a unos 3.000 establecimientos. El móvil que carezca de esa tecnología, por moderno que sea, no servirá para estas transacciones, que son ya el 5% de las operaciones en el pequeño comercio.

Parece un porcentaje residual pero el dato es engañoso: todos los expertos, desde los comerciantes a los representantes de las asociaciones y patronales de pequeño y gran comercio, avisan de que en un lustro el uso del móvil para pagar en cualquier tienda o restaurante «se comerá» a cualquier otro sistema: el «wallet» se impondrá en cuanto perdamos el miedo a dejarnos otra cuota de privacidad. Como ocurrió con los pagos por internet, «hasta que nos dimos cuenta de que había seguridad y de que no pasaba nada cuando metíamos la cuenta». Estos dispositivos «dan la vida» a miles de alicantinos, que vuelcan en ellos sus datos, correos y facturas: sólo hay que comprobar el despegue del comercio online en la provincia, la sexta donde más se compra por internet, con un 60% de ciberclientes. Y muchos hacen estas transacciones a través del móvil. «Perderlo será, y no en mucho tiempo, peor que extraviar la cartera».

¿Y en el súper?

Sin embargo, esta tecnología apenas se ha asomado a los supermercados, en los que el ticket de compra suele ser más bajo: son los que más se resisten a la introducción del pago vía smartphone. Aunque aún no está implementado, las cadenas de mayor implantación en la provincia de Alicante hacen también pruebas piloto para abordar el proyecto en los supermercados, como explica Pedro Reig, director de la Asociación de Supermercados de la Comunidad Valenciana, que representa a un millar de tiendas (el 60% de las existentes) de diversas empresas y marcas.

En los supermercados, el efectivo sigue siendo el sistema de pago más utilizado para compras pequeñas. Luego el «plástico» para tickets más elevados. En el último año cada vez más tiendas han incorporado tarjetas «contactless». «La implantación es buena, muchos supermercados están invirtiendo». Cerca de la mitad de establecimientos utiliza ya estas tarjetas.

En cuanto a los restaurantes, el pago por móvil está «poco afianzado pero hay clientes que lo piden», afirma Miguel Cantó, vicepresidente de la Asociación de Hostelería, que engloba a 13.000 establecimientos en todo el territorio alicantino. En su propio negocio de la capital dos clientes han pagado la factura con su móvil en los últimos días. «Si tienes el terminal de pago actualizado es posible. El cliente se lleva su copia del recibo igual que ocurre con la tarjeta». En este mercado tan rápido, el comercio pide sensibilidad y que los datáfonos tengan braille ya que los clientes invidentes se tienen que orientar en ellos contando desde el número 5, la única tecla que tiene un punto marcado. Según estudios, el 21% de los clientes digitales conoce los nuevos métodos pero falta aún un gran cambio de mentalidad.