El matrimonio igualitario ha ido haciéndose poco a poco un espacio en la sociedad en su primera década de vigencia, con una estabilidad casi absoluta al margen de los vaivenes que la celebración de bodas ha ido dando por efecto de la situación económica y los cambios sociales. Desde la aprobación de la ley que recoge este derecho en 2005 hasta diciembre de 2015 se casaron en la provincia 1.669 parejas del mismo sexo, tal y como recogen las cifras publicadas por el Instituto Nacional de Estadística. Más del 60% de estas uniones han sido entre hombres, 1.037 frente a las 662 de mujeres.
Los datos muestran cómo al principio se produjo un mayor número de matrimonios homosexuales, con un pico de 240 parejas en 2006. Sin embargo, a partir de entonces la cifra se ha mantenido casi constante, rondando las 150 bodas al año. En términos absolutos vienen siendo, de manera continua, entre el 2% y el 3% de los matrimonios que se celebran en la provincia. Esta estabilidad contrasta con lo que ha ocurrido con las parejas heterosexuales, donde el peso de la crisis económica y de nuevos hábitos en la sociedad como el de convivir sin casarse es muy palpable. En 2004 hubo un máximo de 8.537 matrimonios, cifra que cayó hasta los 5.344 en 2011. Desde entonces ha remontado hasta el dato más reciente de 5.977 en 2015.
Si el porcentaje de matrimonios homosexuales apenas alcanza el 3% del total, en los divorcios a duras penas llega al 1%. Estadística sólo ofrece desde 2013 el desglose provincial de estos datos, pero también aquí la evolución es constante. De las 3.743 rupturas matrimoniales que se produjeron en la provincia sólo 38 fueron por parte de parejas del mismo sexo.
Desde las entidades de apoyo a la población homosexual inciden en que las cifras y su evolución suponen un logro social muy importante y rompen además tópicos. Así, el secretario general de Diversitat LGTBI Alacant, Toño Abad, destaca que «el matrimonio igualitario se ha normalizado» y es «uno de los avances sociales que mejor acogida ha tenido en la sociedad en general». No obstante, considera que «hay que ir al detalle» y observar que «hay una realidad muy distinta» entre las ciudades más grandes y los municipios más pequeños.
En este sentido, señala que «nos consta como entidad que hay muchos municipios donde muchas personas LGTB tienen temor todavía a vivir su afectividad en libertad y sin miedo al rechazo». También incide en que son más frecuentes los matrimonios homosexuales en localidades más turísticas, donde «están mucho más acostumbrados a la diversidad». Asimismo, Abad hace énfasis en la necesidad de combatir «el odio y la discriminación», trabajando para que «se respete la diversidad en todos los ámbitos», como el educativo, el social, el sanitario o el laboral.
En este aspecto también hace hincapié, desde el interior de la provincia, el presidente de LGTBI MARIola, Jordi Jiménez. «Hay que visibilizar la realidad de las zonas rurales», destaca. En su opinión, los datos del matrimonio homosexual son «una enhorabuena», porque es «el uso de un derecho como ciudadanos normales, escogiendo con libertad el modelo de familia que cada persona quiere».
