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Los puntos más peligrosos

La Vega Baja y la Marina Alta concentran las áreas con mayor riesgo de inundación en la provincia debido a la construcción en ramblas y barrancos

Los puntos más peligrosos

La Vega Baja y la Marina Alta son, temporal tras temporal, las comarcas más dañadas por las lluvias y las que acaban saliendo en los telediarios por inundaciones. De hecho, en el registro de Municipios con Elevada Peligrosidad contemplados en el Plan de Acción Territorial sobre Prevención del Riesgo de Inundación en la Comunidad Valenciana -el conocido como Patricova-, se incluyen una docena de municipios en la provincia de Alicante, once de ellos en la Vega Baja y uno en la Marina Alta. Se trata de localidades en las que al menos dos terceras partes de su término municipal corren peligro de inundación. Conforman este listado Els Poblets, Almoradí, Callosa de Segura, Catral, Daya Nueva, Daya Vieja, Dolores, Formentera del Segura, Orihuela, Rafal, Benejúzar y San Fulgencio.

Esto no quiere decir que no haya otros muchos municipios con riesgo de sufrir inundaciones, como desgraciadamente se ha comprobado en los último días ya que, tal como señala el director del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante, Jorge Olcina, «hay ciudades como Dénia, Benidorm o Pilar de la Horadada en las que un barranco puede generar graves problemas». Olcina, en cualquier caso, ha confirmado que la Vega Baja y la Marina Alta son los puntos negros de inundaciones en la provincia debido sobre todo a que «en la Marina Alta llueve mucho y, en la Vega Baja, el Segura y su red de riego suponen un problema y además, en el litoral de Orihuela y Pilar de la Horadada se ha construido mucho en ramblas». A juicio del climatólogo de la UA, «el mayor problema de esta provincia es que hasta 2008 se siguió construyendo en espacios de riesgo de inundaciones pese a las consecuencias tan graves que hubo con la lluvia en los años 80 y 90 del siglo pasado». En este sentido, en el artículo «Riesgo de inundaciones en tierras alicantinas», Jorge Olcina y José Manuel Giménez inciden en que «el litoral meridional de la provincia de Alicante es el territorio español que mayor actividad de la construcción urbano-turística ha experimentado en las últimas décadas. Ello ha traído consigo la creación de un territorio de elevadísimo riesgo frente a las inundaciones» para añadir que «sin duda, el área litoral de Orihuela es, en la actualidad, el sector de la provincia con mayor riesgo de inundaciones del conjunto de las tierras alicantinas y uno de los de mayor riesgo del litoral mediterráneo español.

La Generalitat Valenciana aprobó en 2003 el Patricova pero, tras su entrada en vigor, siguieron llevándose a cabo actuaciones urbanísticas sobre áreas inundables. En este sentido, resulta especialmente significativo que la Generalitat aprobara entre 2007 y 2010 ocho planes urbanísticos en la provincia con los informes negativos de la Confederación Hidrográfica del Júcar en los que se advertía del riesgo de inundabilidad.

En la provincia, las áreas menos vulnerables son Alcoy y la Foia de Castalla frente al riesgo de la Vega Baja con cientos de viviendas en zonas peligrosas en Formentera del Segura, Rojales, Almoradí, Orihuela y Pilar de la Horadada. En la Marina Alta hay puntos de elevado riesgo por ejemplo en la cala de Finestrat, la avenida del Derramador en Benidorm, el barranco del Tosalet en Alfaz del Pi y el barranco de los Arcos en Altea, también urbanizado.

Con respecto al riesgo ante los temporales en la costa, de nuevo el peligro está relacionado con la intensa ocupación del litoral. Se trata, según se recoge en «Aguaceros, aguaduchos e inundaciones en áreas urbanas alicantinas», de Antonio Gil Olcina, Jorge Olcina y Antonio M. Rico de la UA, de «tramos costeros con un elevado grado de ocupación humana, donde las tipologías edificadas dominantes son construcciones en altura, generalmente en bloques de apartamentos asentados sobre antiguos cordones dunares».

De norte a sur, hay once sectores costeros de elevada peligrosidad: Les Deveses-l´Almadrava-Les Marines en el litoral norte de Dénia; el litoral de la bahía de Xábia, concretamente la playa de la Grava, los Montañares y El Arenal; la playa de la Fossa en Calp; la playa del Arenal-Bol en Calp; la playa de La Roda y sector de Cap Blanc en Altea; el frente costero de La Vila Joiosa; el Carrer la Mar y Playa de Muchavista en El Campello; la Albufereta de Alicante; el Pinet-La Marina de Elche; las playas de La Mata, Los Locos y El Cura de Torrevieja; y la Torre de la Horadada en Pilar de la Horadada.

Mención especial merece, a juicio de Jorge Olcina, el caso de la ciudad de Alicante. «Es un ejemplo de lo que debe hacerse», indica el técnico. Tras haber sido duramente golpeada por las lluvias en 1982 y en 1997, las infraestructuras del Plan Antirriadas ha permitido minimizar el impacto de las lluvias. Además, la construcción de dotaciones como el depósito antirriadas de San Gabriel o el parque inundable de la Marjal en la playa de San Juan por parte de Aguas de Alicante, han contribuido a paliar los graves problemas que sufría la ciudad cuando caían cuatro gotas.

El ejemplo de Alicante evidencia la necesidad de acometer acciones para facilitar la evacuación del agua, pero muchas de las infraestructuras necesarias en la provincia siguen sin llevarse a cabo por falta de fondos. En este sentido, por ejemplo, una veintena de acciones recomendadas en el Patricova siguen sin llevarse a cabo después de 13 años.

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