El jefe y fundador del Gabinete de Violencia de Género (GAVID) de la Policía Local de Alicante advierte en un informe enviado al jefe del Cuerpo de que el plan del alcalde, Gabriel Echávarri, para reestructurarlo dejará en precario esta unidad especializada que, aunque se mantiene, pasará a estar dirigida por un mando que también será responsable del área de Atestados, encargada de investigar accidentes de tráfico. En el organigrama presentado por el área de Seguridad a los jefes queda reflejado ese mando compartido entre ambas unidades y fuentes policiales corroboran que ello conllevaría que el jefe encargado de la investigación de accidentes de tráfico daría también las directrices al servicio contra la violencia doméstica.
El jefe del GAVID no es el único mando policial que ha cuestionado el plan para reestructurar la Policía Local y dividirla en cuatro distritos, diluyendo en ellos algunas de las unidades especializadas en pro de una atención generalista, en la que todos los policías hagan de todo. Para los mandos policiales el plan supone una «involución» y es inviable por la falta de personal y de medios. Así lo trasladaron al jefe de la Policía Local en una reunión mantenida hace una semana, en la que también cuestionaron la profesionalidad del responsable del Servicio Jurídico Administrativo de Seguridad, Diego Maroto, a quien desde el interior de la Policía Local consideran artífice del plan para reestructurar el Cuerpo.
El informe del jefe del GAVID cuestiona el «mando conjunto» que establece el nuevo plan y apunta que desconoce «los conocimientos de quién en un despacho realiza los mencionados planes, pero sí asevero que no se ha contactado con los mandos de las unidades para ni siquiera pedir información o aportaciones». Todo ello, esgrime, le lleva a preguntarse «si esa persona tiene conocimiento del trabajo que se realiza en esta unidad», que detalla minuciosamente y que aborda desde la investigación y persecución de delitos a la asistencia a las víctimas y programas de prevención de la violencia de género y doméstica a la protección de los menores contra el maltrato o el acoso escolar, entre otras cuestiones.
En el informe, al que ha tenido acceso este diario, el jefe del GAVID recuerda que lleva once años como inspector de este gabinete y que, en sus inicios, se concibió «como un apéndice de la unidad de atestados e investigación de accidentes, si bien pronto descubrimos que nada tenían que ver los conocimientos de medir las huellas de un accidente de tráfico o efectuar una prueba de alcoholemia con investigar un hecho de violencia de género, tomar una declaración a una mujer entre lloros, calmarla, investigar un maltrato de menores o efectuar la protección de las mujeres víctimas». Todo ello, apuntilla, «nos llevó al funcionamiento del GAVID de forma independiente a la gestión de los accidentes de tráfico con agentes propios y un mando único».
Al respecto de las múltiples tareas que asume esta unidad especializada, el jefe del GAVID reivindica su labor de «coordinación, trabajo unitario y personalizado» de los casos y el resultado de esta unidad: «En once años no hemos tenido ninguna muerte por violencia de género en los 750 casos que hemos llevado». El mando se pregunta si el servicio mejorará con los cambios y considera que «la respuesta la dará el tiempo», pero advierte: «No estamos hablando de expedientes administrativos, venta ambulante o un robo. Estamos hablando de la vida de las personas, de menores, de prevención». Y subraya que «una planificación no adecuada de esta materia tiene una responsabilidad».
Incide en que la falta de medios en la Policía Local y de incentivos se ha venido supliendo con «profesionalidad, formación y capacidad de muchos agentes y mandos» para «ayudar a mejorar el servicio al ciudadano». Al respecto, sostiene que «si algo se vislumbra en estos cambios es no haberse tenido en cuenta el único potencial con el que contamos». Para concluir, considera «contradictorio que las policías locales más avanzadas» tiendan a la «especialización» mientras que «ahora pretendan instaurar una organización copiada a la existente cuando me incorporé al Cuerpo en 1990 y que, por lógica, no va a a ser más que una marcha atrás».
