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Marcos Camacho: «Nuestra sociedad ha perdido la cultura de parir y de amamantar»

Tímidamente los hombres comienzan a abrirse paso en los paritorios como matrones

¿Por qué es mejor dar el pecho que el biberón?

No es muy frecuente ver a un hombre matrón.

Soy matrón y desde hace un año consultor internacional en lactancia materna. Si matrón hay pocos, consultores hombres menos todavía. Pero es un trabajo como cualquier otro.

¿Es algo vocacional?

Sí, desde los 15 años tenía muy claro que quería ser matrón y luego descubrí la lactancia materna, que es algo que me apasiona. De ahí mi interés por seguir trabajando y profundizar en este tema.

¿Les choca mucho a las madres cuando entra en el paritorio o después en las habitaciones?

En el tema de la lactancia no tanto. Las madres ya me conocen desde hace cinco años. En los partos a lo mejor a alguna madre le choca al principio, después de parir te dicen que al principio estaban nerviosas, pero al final la experiencia es positiva.

¿Por qué cree que hay tan pocos hombres en su profesión?

Siempre ha sido femenina. La cultura es que las mujeres sean enfermeras y matronas y los hombres médicos. Pero se está dando la vuelta a eso. Ahora hay más ginecólogas que ginecólogos y están apareciendo más matrones.

¿Qué enfoque puede aportar un hombre matrón?

El de cuidar el papel del padre, algo que no se ha tenido en cuenta. Entre mujeres se cuida a la mujer y el padre, ¿dónde queda?

¿Qué papel tiene el padre en la lactancia?

Tiene un papel fundamental, que es el de proteger a la mamá en un periodo tan vulnerable como es el de después de dar a luz. Está vulnerable a cualquier información que se le diga, a cualquier crítica, reproche. El padre debe proteger y apoyar a esa madre que quiere dar el pecho. Tiene el papel claro de soporte de la mujer. La mujer está sensible y vulnerable a que todo el mundo opine de lactancia, porque lo cierto es que se ha perdido la cultura de la lactancia. Ahora vivimos en la cultura del biberón, las abuelas no saben de lactancia. Y el padre juega el papel esencial de apoyar a la madre y confiar en la capacidad que ella tiene de amamantar y sacar adelante a su hijo.

¿Por qué algo tan natural como es la lactancia lo hemos convertido en algo tan complicado?

Eso quisiera saber yo. Hemos hecho complicado el parir, ahora ninguna mujer puede parir y las tasas de cesáreas se han disparado, y ahora tampoco se puede amamantar, algo que hemos hecho toda la vida. Hemos perdido cultura para parir y amamantar y los profesionales y la familia tenemos que apoyar a esa mujer y decirle que puede parir y amamantar. Siempre les pongo un ejemplo a las madres, les pregunto que si estuvieran en una isla desierta su hijo se moriría de hambre y todas me dicen que no. ¿Por que en la isla funciona y aquí no?

¿Quizá porque cada vez tengamos menos mujeres a nuestro alrededor que amamantan?

Claro. Se han perdido las redes y tenemos la publicidad y el márketing de las leches de fórmula, que imperan.

¿Tanta presión hacen?

Muchísima. Tienen mucho poder, venden mucho y mueven mucho dinero y cuando hay dinero de por medio se pierde el interés de la madre.

Se oye mucho eso de que con biberón se alimentan igual.

Claro, con el biberón se alimentan y se puede sacar adelante a bebés que no pueden mamar. ¿Pero se alimentan igual? No. Se alimentan, crecen y sobreviven. La leche materna tiene unas cualidades que el biberón no las tiene: las defensas, la protección y sobre todo el vínculo que tiene con la madre ese recién nacido.

¿En qué casos es necesario dar leche de fórmula a un recién nacido?

Sólo en cuatro casos: enfermedades de la madre que son incompatibles con la lactancia, como el VIH y la leucemia I y II y en situaciones especiales como pérdida de peso inferior al 10% o en el caso de bebés muy prematuros, con menos de 1,5 kilos, donde se aconseja una lactancia mixta.

¿No es contradictorio que la OMS aconseje seis meses de lactancia exclusiva y las bajas maternales sean de cuatro meses?

Es de vergüenza las bajas que tenemos. Es muy difícil que una mujer prolongue la lactancia más allá de los cuatro meses porque la baja no se lo permite.

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