Claustros docentes de los institutos de Secundaria se han reunido expresamente para hacer llegar a Educación su profundo malestar con el resultado del programa de la gratuidad de los libros de texto este primer curso, al tiempo que exigen de la conselleria un cambio de modelo que solvente problemas que advierten insalvables si no se adoptan medidas.
La falta del dinero necesario para que todos los alumnos que participan en la entrega de libros reciban los textos que corresponden a su curso, es una de las quejas más generalizadas. «No ha habido financiación para todo. Cada centro, en función de sus posibilidades, ha hecho lo que ha podido alargando su presupuesto, pero la subvención recibida de Educación se ha quedado corta, pese a que las instrucciones decían que debíamos conceder a los alumnos participantes el 100% de los libros», precisa uno de los directores de la zona de las playas en Alicante.
La resolución que el claustro del Instituto María Blasco de San Vicente ha hecho llegar, a su vez, a Educación, achaca al Consell el «incumplimiento» de una «financiación insuficiente durante este curso para sufragar el coste íntegro de la adquisición de los libros».
Cambiar instrucciones y planificar
A las alturas que estamos del curso, los profesores empiezan a echar en falta una «planificación adecuada» por parte de la conselleria para que el programa de libros gratuitos no les vuelva a llevar de cabeza.
El representante de los directores de la provincia en la asociación autonómica de Secundaria, Toni González Picornell, advierte como fecha tope los próximos meses de marzo y abril para que los centros dispongan de la legislación necesaria, con unas normas a seguir que favorezcan que los alumnos tengan sus textos y que los bancos de libros sean una realidad.
«Habrá que cambiar instrucciones y posibilitar una organización planificada, toda vez que tras las discrepancias entre los ayuntamientos y la conselleria, finalmente el trabajo ha recaído sobre los hombros de los profesores», añade Picornell.
El portavoz del colectivo en el Consejo Escolar de Alicante, José Antonio Perelló, añade por su parte que los centros tienen que adaptar su respectivo programa educativo para regular el funcionamiento de la XarxaLlibres, y que se echa en falta una normativa conjunta sobre el modo de penalizar a quien no devuelva los libros en buen estado.
En el primer año de implantación, Educación ha permitido la entrega del 80% de los textos en condiciones aceptables, pero para este curso todavía no se ha concretado nada y los profesores lamentan haber sido los chivos expiatorios de las familias disconformes con el funcionamiento del programa.
Dar respuesta a las familias
«Los centros somos los encargados finales de adquirir los libros que falten y dar respuesta a las familias, por lo que debe darse mayor plazo que tan solo un mes a las familias para apuntarse y, con toda probabilidad, este curso habrá un significativo aumento de participantes», abunda Picornell.
Por eso en los institutos tienen serias dudas de que Educación haga frente a estas necesidades económicas, cuando tampoco las resolvió este año.
Entre los colegios de Primaria los problemas no han sido tantos, pero aún así también reclaman «una planificación más sosegada», como apunta unos de los portavoces, Miguel Andreu. «Personalmente dije al conseller Marzà que la idea era buena, pero no así una puesta en práctica tan precipitada. Se ha comprometido a mejorarlo y hacen falta otras instrucciones más claras para familias y los centros», concluye.
