El buen tiempo ha contribuido a que miles de alicantinos se hayan desplazado desde bien temprano al cementerio de Nuestra Señora del Remedio de Alicante para recordar a sus difuntos y poner a punto sepulturas y nichos. Antes de las ocho y media de la mañana, hora a la que el recinto ha abierto sus puertas, ya había personas para acceder y el trasiego ha sido continuo, con colas de vehículos que querían aproximarse, sobre todo a mediodía, aunque las visitas han sido muy escalonadas.

El Ayuntamiento ha instalado en la puerta principal una carpa con los efectivos de seguridad, una especie de puesto de mando para coordinar a los 40 efectivos de Policía Local que han vigilado las distintas entradas así como el interior, y para las varias decenas de voluntarios de Protección Civil, que han recorrido el interior a pie y en bicicleta. Caídas y algunos mareos han sido las principales incidencias de las primeras horas. Este año se ha puesto en servicio transporte interno que acerca a personas mayores o con problemas de movilidad a las distintas zonas del camposato, gracias a una furgoneta de Protección Civil y a un vehículo eléctrico. Los autobuses se han reforzado, con una frecuencia de diez minutos, para facilitar el acceso desde el centro de Alicante.