El pasado viernes el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Alicante acogió uno de los compromisos del actual equipo de gobierno: la voluntad de explicar, rendir cuentas y confrontar proyectos ante la ciudadanía y el resto de grupos políticos. Es una medida fruto del compromiso del que fuimos depositarios hace año y medio: recoger la inmensa ilusión y confianza que alicantinas y alicantinos mostraron por superar las dificultades, por afrontar el futuro con un gobierno honrado y dedicado a la solución de problemas.

Elección tras elección se constata la nueva realidad política: plural, diversa y abocada al acuerdo. Las coaliciones han venido para quedarse y es bueno que así sea. Ha pasado el momento de hegemonías y prepotencias absolutas, caldo de cultivo perfecto para el malgasto, la opacidad y la corrupción. El pacto entre socios diversos es la mejor garantía frente a la impunidad y el abuso. Así se entendió en Alicante, así se cimentó la mayoría en el Pacte del Botànic y por eso no hay hoy gobierno en Madrid. La buena política será fruto de la negociación, el pacto y el acuerdo, algo que forma parte intrínseca de Compromís, ejemplo de gestión eficaz de la pluralidad.

Hace año y medio firmamos un compromiso ante la ciudadanía: atender la emergencia social y democrática de Alicante. Para ello debíamos emprender una tarea fundamental: extender los derechos por encima de los privilegios que ciertamente habían adquirido algunos en Alicante. Transcurrido ese tiempo vemos cómo, gracias al esfuerzo colectivo y a la gestión plural, el mapa de desigualdades en el que se había convertido nuestra ciudad se está transformando en un mapa de oportunidades.

Hemos recibido un modelo de «ciudad sin ley», que ha incendiado y enquistado muchos debates ciudadanos. A los grupos de gobierno nos toca solucionar las envenenadas hipotecas del gobierno anterior. Aún a pesar de que hoy en día seguimos encontrándonos con deudas millonarias en los cajones y sentencias contrarias en los juzgados: de momento 23 millones de euros. Además, todo ello, con un presupuesto intervenido por el Ministerio de Hacienda en virtud a la negligente gestión anterior.

Ante esta situación, solo cabe una alternativa: el trabajo riguroso, solvente y constante. Gracias a la intensa labor encabezada por la Concejalía de Coordinación de Proyectos hemos logrado 11 millones de euros para el programa DUSI que transformará barrios enteros de la ciudad. Un proyecto integral que se complementará por nuestra apuesta por el rescate de personas a través con el Plan de Inclusión Social, Plan de la Zona Norte y Plan del Cementerio. Frente al maltrato al que nos somete el Estado, trabajo local y apoyo europeo.

Trabajo constante y planificado también en materia de empleo, donde hemos logrado romper la estacionalidad, permitiendo que la ciudad de Alicante se desmarcara del retroceso en el empleo que cada final de verano sigue sufriendo la provincia y la autonomía. Hoy, después de año y medio, hay trabajando en Alicante un 9% más de personas.

Esta ciudad se juega su futuro siendo referente en innovación, estabilidad y conciliación. Nos referimos a la economía digital, las industrias culturales y creativas y el turismo innovador. También al proyecto del Matadero: la rehabilitación de esas instalaciones como centro emprendedor innovador.

La actual es una gestión que sabe priorizar los limitados recursos con los que contamos. También sabe multiplicarlos y gracias a ello ha logrado consignar un millón de euros para el Empleo Juvenil. Sus otras preferencias, personas en desempleo mayores de 45 años y mujeres en cualquier franja de edad, son objeto de los planes más ambiciosos en materia de empleo y formación.

Las niñas y los niños también deben ser protagonistas. La de Compromís es una gestión que entiende la escuela y la ciudad como espacios de convivencia, que deben estar relacionados. Por eso estamos desplegando programas para prevenir el acoso escolar y para trabajar en contextos educativos por la incorporación de valores como el respeto a la diversidad, la igualdad entre mujeres y hombres y la cultura de la paz.

Alicante es una ciudad inclusiva que recupera su orgullo e historia, que cumple la Ley y planifica, que siente como patrimonio los hitos del pasado y la lengua propia. 'Alacant, Ciutat de la Memòria' contribuye a definir con seriedad y rigor la identidad de una localidad absolutamente singular en el contexto de la Guerra Civil. Lo hace, además, aprovechando el gran valor de nuestro patrimonio como una fuerza atractora y dinamizadora de la economía y el turismo. El conjunto defensivo del Cap de L'Horta, los refugios antiaéreos, los depósitos de la Británica y el Castillo de San Fernando: velamos por nuestro patrimonio y lo ponemos en valor obteniendo recursos económicos y planificando su rehabilitación.

No hay problema de esta ciudad que no provenga de la anterior gestión, ya sea la instalación de IKEA en terrenos no manchados por la corrupción, la conciliación entre salud y trabajo en el Puerto de Alicante o la convivencia entre ocio y vecinos. No hay solución que no pase por el diálogo, el entendimiento, el pacto y la suma.

Estamos sanando las heridas de esta ciudad, abiertas por desastres económicos y morales. Estamos restableciendo nuestra dignidad ciudadana. Formamos parte del cambio que extiende derechos, universaliza condiciones de igualdad y lucha contra los privilegios de aquellos que se habían arrimado tanto al poder político que habían logrado sustituirlo.

Hoy Alicante es una ciudad más justa, amable, atractiva y solidaria que hace año y medio. Queda muchísimo por hacer, pero hoy podemos decir sin engañarnos que Alicante vuelve a tener futuro. Un futuro que hemos de construir todas y todos.