Expertos psicopedagogos consultados por este diario coinciden en descartar como método de aprendizaje obligar a un alumno a hacer copias. Los profesionales aseveran que la educación no es una cuestión de cantidad y que, ante errores de aprendizaje, las copias no tienen sentido en ninguna circunstancia porque ni mejoran ni corrigen, tal y como acredita la investigación científica.
Tampoco consideran las copias un método que fortalezca la autoridad del profesor. Lo ven una medida absurda en el siglo XXI, desfasada y como parte de una pedagogía anticuada que, a su juicio, denota una carencia de habilidades sociales por parte del docente en el aula.
Añaden por otra parte los profesionales de la pedagogía consultados, plenamente coincidentes en sus argumentos, que en el caso de que el término «profe» se estuviera empleando por parte del alumno con un tonto burlón y despectivo, reiterado en el tiempo, existen otro tipo de herramientas en los planes de convivencia que contribuyen a integrar a todos los estudiantes y a llegar a acuerdos y pactos con ellos, siempre desde un punto de vista positivo y nunca buscando el lado negativo.
No obstante, apuntan que si el padre pierde las formas también pierde cualquier razón que le asista, lo que le hace acreedor de sanción.
Prevención
Los profesionales que se han prestado a dar su opinión, exigiendo que se reserve su anonimato, admiten que se han visto a lo largo de su vida profesional en situaciones comprometidas en el aula, y sostienen que no resuelve nada desembocar en denuncias, que eso es lo peor que puede suceder pedagógicamente. Insisten en que lo más importante es prevenir. Que los alumnos de primero y segundo de ESO suelen ser todavía algo infantiles y que ante sus carencias, copiar algo varias veces les supone un choque brutal y una represalia que no favorece la integración. También recomiendan el contacto con trabajadores sociales municipales y mediadores socioculturales cuando surgen problemas con la familia.
