El ciudadano marroquí de 38 años detenido por la Policía Nacional en Altea una operación antiterrorista con otros tres detenidos en Ceuta y Marruecos ingresó ayer en prisión preventiva tras comparecer ante al magistrado Eloy Velasco, titular del juzgado central de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional. Adil Anwar Merabet negó estar vinculado con el yihadismo, pero el juez Velasco acordó su ingreso en prisión acusado de pertenencia al Daesh, adoctrinamiento y reclutamiento de nuevos adeptos, así como por un delito contra la salud pública porque la Policía Nacional le intervino cerca de medo kilo de hachís en el domicilio de su novia en Altea donde fue capturado y le acusan también de venta de droga al menudeo. La misma suerte que Adil corrió el marroquí detenido en Ceuta en la misma operación y otros dos presuntos yihadistas apresados días antes en Gijón y San Sebastián. Para los tres también se decretó su ingreso en prisión.

Aunque el arrestado en Altea no tenía antecedentes por asuntos de terrorismo, Adil Anwar Merabet sí fue condenado a seis meses de prisión por amenazar a su expareja y quebrantar una orden de alejamiento de ella. La acusación de tráfico de drogas a Adil tampoco ha sido una sorpresa para muchos vecinos de Altea porque un hermano del presunto yihadista ya fue detenido por la Guardia Civil de Altea a principios de septiembre con 180 kilos de hachís. Según informó la Comandancia de Alicante, su arresto permitió desarticular uno de los principales puntos de distribución de droga a traficantes de la Marina Baixa.

Desde la familia de su exmujer han declinado realizar cualquier valoración sobre la detención de Adil en Altea e insisten en señalar que «ni hemos sabido ni queremos saber nada de él».

La causa que instruye el juez Velasco está declarada secreta, de ahí que no hayan trascendido más de talles sobre el auto dictado ayer por el magistrado del juzgado central de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional.

Fuentes próximas al caso aseguran que hay suficientes pruebas para inculpar a los detenidos en Altea y Ceuta. Los dos apresados habían jurado lealtad al Daesh y eran presuntamente «activistas de pleno derecho que mantenían una comunicación directa, constante y fluida con reclutadores y dirigentes de la organización terrorista», según el Ministerio del Interior.

Los agentes de la Comisaría General de Información y de la Brigada Provincial de Información de Alicante intervinieron documentación en soporte informático que está siendo analizada con el fin de incorporar nuevas pruebas a las diligencias que se instruyen en la Audiencia Nacional.

La investigación policial se inició en 2014 y ha culminado con una operación conjunta en España y Marruecos que «reafirma la ejemplaridad y estrecha cooperación entre los servicios de seguridad marroquíes y la Comisaría General de Información de la Policía Nacional para hacer frente a la amenaza global del terrorismo yihadista».

Difusión de mensajes

Las dos células neutralizadas en España y Marruecos utilizaban las redes sociales como plataforma de intercambio y difusión de mensajes y material multimedia, «donde, además de publicitar y ensalzar el ideario de Daesh, realizaban llamamientos a todos los musulmanes, incitándoles a hacer la Yihad y alzarse con armas para eliminar a los infieles, reflejando fielmente la proclama de Daesh: 'luchar contra los infieles allá donde se encuentren'».

Según fuentes de Interior, el detenido en Altea centraba su función en adoctrinar y radicalizar seguidores para la Yihad, mientras que el apresado en Ceuta actuaba como «líder carismático virtual, considerado un 'sheik' (director espiritual) por sus discípulos, lo que le convertía en una peligrosa arma de convicción y captación».