Las escuelas infantiles privadas vienen reclamando desde el pasado verano la resolución de las becas para matrículas de niños de 0 a 3 años y por fín, ayer, la Conselleria de Educación dio a conocer el resultado de la convocatoria: 8.000 niños de la provincia recibirán el bono infantil mensual de entre 70 y 200 euros en función de una renta per cápita familiar anual fijada de hasta 72.460 euros.

El grueso de los beneficiados son niños de entre 2 y 3 años, en el último tramo de edad, y reciben, según dicha renta, un máximo de 140 euros y un mínimo de 80. El aumento de matrícula, según datos facilitados por Educación, ha sido de hasta un 6% entre estos niños, de 37.441 a 39.739 en el conjunto de la Comunidad.

«Para ello incrementamos las aulas experimentales para niños de 2 años, con 1.242 plazas gratuitas en colegios públicos, -casi la mitad en la provincia de Alicante-, y se ha aumentado en un 10% el presupuesto destinado para el bono infantil en la red de escuelas privadas», señalan desde el departamento que dirige el conseller, Vicent Marzà.

Éxito escolar

El titular de Educación sostiene que la escolarización del alumnado a partir de los 2 años de edad «ayuda a mejorar el desarrollo físico, afectivo, social y moral, así como de las estructuras iniciales del conocimiento que facilitan la adquisición de aprendizajes posteriores».

Los datos facilitados por la conselleria apuntan a que casi el 80% de todos los que reciben la beca mensual igualan, o incluso superan, las ayudas recibidas el curso pasado. Sin embargo, desde la patronal de las escuelas infantiles siguen reclamando que se prorrogue el plazo para pedir la beca, porque aseguran que siguen recibiendo en los centros a familias que, tras haber encontrado trabajo, necesitan dejar a los niños en la escuela y que, por su renta, serían acreedores de la ayuda.

«En los centros homologados estamos muy preocupados porque mucha gente se ha quedado fuera, sin posibilidad de pedir la beca. Cuando realmente necesitan el servicio es cuando encuentran un trabajo, una vez pasado el verano, pero al no poder pagar una escuela infantil de calidad se encuentran en la disyuntiva incluso de tener que renunciar al trabajo, o bien dejar al pequeño en una guardería sin las condiciones necesarias», lamenta Ramiro López, representante de la patronal de estos centros, Acade.