El Puerto de Alicante recibió ayer, en plena polémica con la Concejalía de Urbanismo por el ultimátum dado por el concejal Miguel Ángel Pavón para que solicite la licencia ambiental municipal para mover graneles, el barco granelero más grande que ha entrado en los muelles a lo largo de su historia, o, al menos, en los últimos 30 años, según recordaron los trabajadores más veteranos. Se trata del carguero Koutalianos, botado en 2007 y que navega bajo bandera de Liberia y llegó del puerto griego de Kalamata. Su registro bruto alcanza las 65.000 toneladas y sus dimensiones son de 230 metros de eslora y 37 metros de manga. Un gigante de los mares que llegó a primera hora de la tarde para cargar caliza para la construcción.

La recuperación económica ha hecho posible que Alicante recupere en los dos últimos años los niveles de exportación anteriores a la crisis provocada por la explosión del «ladrillo» y que se hundieron a partir de 2010. Los muelles han vuelto a superar el millón de toneladas, algo no se recordaba desde 2009 y lejos todavía de los mejores años como los casi 1,6 millones de toneladas que se movieron en 2001. La actividad es tal que se han tenido que volver a utilizar puntualmente muelles como el 11 -originario de graneles- y los 13 y 15, infraestructuras que pueden acoger muchos tipos de carga y descarga.

Algo que vuelve a despertar los recelos de los vecinos del entorno portuario, que exigen que se tomen medidas correctoras para eliminar las nubes de polvo que se generan cuando sopla el viento y no se detiene la operativa. Ayer mismo, el Koutalianos tuvo que esperar en la bahía a que saliera otro barco del muelle 17 donde fondeó dada la gran actividad.

La descarga de cemento (importación) de barco a muelle se realiza ya mediante las tolvas ecológicas y se almacena en silos, tal como exigen los vecinos y, por otro lado, el Puerto ha dejado ya, prácticamente, de mover carbón y coque de petróleo al dejar de utilizarse los hornos de la cementera. El problema se centra ahora en controlar la carga del muelle al barco del clíncker para conciliar la actividad industrial con el derecho de los vecinos a que todo se haga de forma escrupulosa para evitar cualquier tipo de impacto sanitario.

Por otro lado, los servicios jurídicos del Puerto tienen ya preparado el recurso contra el decreto del concejal Miguel Ángel Pavón con el que urgió a la Autoridad Portuaria a solicitar licencia municipal para la gestión de los graneles. El Puerto sostiene, con un informe de la propia Abogacía del Estado, que son las mercantiles las que debieran hacerlo por lo que la respuesta será el recurso, aunque antes del viernes 24 debe debatirse en el consejo de administración que se celebra mañana y del que, entre otros, son miembros el propio Pavón, el alcalde, Gabriel Echávarri, cercano a las tesis del Puerto, y el concejal y portavoz municipal, Nacho Bellido.