El Ayuntamiento de Alicante ha nombrado por libre designación jefe del Departamento Jurídico Administrativo de Seguridad al inspector de la Policía Local Diego Maroto, quien durante años ha estado vinculado al bufete que el alcalde de la ciudad, Gabriel Echávarri, montó con su mujer, también abogada, y del que el regidor se desvinculó a finales de 2014 para evitar incompatibilidades con su actividad política.

Un despacho en el que Maroto ha contado durante este tiempo con un espacio reservado donde, según precisó en su momento el ahora jefe del Servicio Jurídico de Seguridad, atendía a los afiliados al Sindicato Profesional de la Policía Local y Bomberos (SPPLB), del que llegó a ser delegado en el Ayuntamiento y también miembro de la ejecutiva nacional. El sindicato contrató con este bufete la defensa de sus asuntos jurídicos hace más de una década.

Sin sorpresa

Aprobado en la Junta de Gobierno Local del pasado 26 de julio y hecho efectivo mediante decreto el 11 de agosto, el nombramiento de Maroto no es algo que haya sorprendido ni en el Ayuntamiento ni en la Concejalía de Movilidad, Accesibilidad y Seguridad que dirige el socialista Fernando Marcos. De hecho, el inspector lleva asesorando al edil desde hace meses, después de que fuera destinado a la Unidad de Seguridad Corporativa, la que se encarga básicamente de escoltar al alcalde y a los miembros de la Corporación que lo precisen, una función que no consta que haya desempeñado.

Por contra, durante este tiempo a Maroto se le ha visto reiteradamente en las dependencias de la concejalía y ha sido la sombra de Marcos, según describen gráficamente quienes siguen de cerca el funcionamiento de este departamento, llegando a presentarse como asesor en reuniones a las que acudía en representación del edil.

La designación a dedo del inspector al frente de este servicio ha coincidido además con el traslado, aún no efectivo, del actual responsable del Departamento de Seguridad, Eduardo García Doménech, quien de haber continuado en su puesto habría sido el técnico ante el que habría tenido que rendir cuentas Maroto.

Sin García Doménech, Maroto sólo tendrá un superior, que es el propio concejal, quien en estos meses no ha dejado de apoyarse en él. Esta circunstancia, unida a las propias características del servicio a cuyo frente se le ha colocad, no hace descabellado aventurar que, de hecho, pueda asumir el control sobre los otros cuatros servicios en los que, además del suyo, ha quedado reestructurada el área: Tráfico, Transportes, Movilidad y Accesibilidad; Policía Local; Prevención, Extensión de Incendios y Salvamento y Protección Civil y Gestión de Emergencias. Servicios que, sobre el papel, tienen igual rango que para el que ha sido nombrado Maroto pero que bien podrían, con el beneplácito del edil, pasar a estar bajo los designios de Maroto, una posibilidad que no se están contemplando con bueno ojos por aquellos que podrían resultar afectados por este giro en la organización. A estas voces críticas con el nombramiento de Maroto por el control que sobre el área pueda asumir, con el respaldo incuestionable de Echávarri, se suman además aquellas que llaman la atención por el modo que se ha hecho: a dedo y sin tener en cuenta la capacitación para el puesto cuando los nuevos modos de hacer política apuntaban a que se iban a erradicar estas prácticas.