El verano pasado se ahogaban de calor en el Hospital General de Alicante y, esta vez, renovadas las máquinas de climatización, las protestas llegan desde el Hospital Universitario de Sant Joan porque a partir de las 15.30 horas de la tarde dejan de sentir el chorro del aire.
«Por la mañana no tenemos queja, se está de maravilla, pero en cuanto empieza la tarde dejan de funcionar las máquinas y esto es un infierno», declara Ana Llobregat desde una de las habitaciones de Neurología, en la segunda planta del centro hospitalario.
El calor que padece su marido, recién ingresado a consecuencia de un ictus y con una de sus piernas amputadas a consecuencia de un accidente de moto hace ya 33 años, les obliga a solicitar el cambio de las sábanas una tarde sí y otra también «porque se le pegan de tanto sudor y acaba empapado ante la imposibilidad que tiene de moverse», apunta Ana.
Enfermeros de la planta confirman a preguntas de este diario que por la tardes deja de funcionar el aire, y otro paciente ingresado en la misma planta asegura que todo es fruto de los recortes, a tenor de sus conocimientos sobre el servicio de mantenimiento del hospital, en el que trabajó con anterioridad -actualmente está jubilado-.
Para tratar de hacer frente al sofoco que sufren, en algunas habitaciones se pueden ver ventiladores que han traído de sus casas. «Yo también he cogido un colchón para el sillón donde colocan a mi marido cuando lo levantan, porque está completamente deteriorado y todo el exterior está levantado», afirma.
Las propias enfermeras le han recomendado que acuda al defensor del paciente, y han presentado la correspondiente queja «porque estar así es inhumano. De la cama no tenemos queja, son nuevas, de lujo, pero no hay derecho a estar sin aire por horas».
