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José Luis Jurado: «A los pacientes hay que tratarles con respeto y ternura»

Enfermero del Hospital de Sant Joan y ganador del premio nacional «Humanizar»

José Luis Jurado es enfermero supervisor de Docencia en el Hospital de Sant Joan. jose navarro

Recientemente ha recibido un galardón que le distingue como el profesional sanitario más humano de toda España. ¿Por qué cree que le han dado este premio?

Por cansino (risas). Creo que por la trayectoria y la constancia dentro de la Comisión de Humanización del hospital. Son muchos años de trabajo y nunca hemos desistido. Me refiero a que es una labor de toda la comisión, no sólo mía.

¿Cuáles son las claves para que un hospital sea más humano?

Primero debemos tomar conciencia, cada uno de los profesionales, de que la humanización es precisa, que va con la persona. La sociedad reclama una sanidad cada vez más humanizada. La clave es creérselo y contar con el apoyo y liderazgo de jefes de servicio y gerencia para que todos notemos ese apoyo.

¿Cómo hay que tratar a un enfermo?

Con ternura, con respeto, con consideración, poniéndose en su lugar. Nunca podremos estar en su situación, pero si acercarnos a ella. Escuchándolo con afecto, mirándole, saludarle, acogerle. Cuidar es una actitud de respeto y ternura hacia la vulnerabilidad, que no es ñoñería, algo que muchas veces usamos en los hospitales. En ocasiones decimos a los pacientes frases como «venga cariño», si no lo sientes no debes usarlo porque es como si en un hotel te dicen «venga cariño, te subo las maletas».

¿Es compatible esta actitud con la falta de tiempo que tienen los médicos y enfermeros?

El tiempo no es cuestión de longitud, sino de profundizar. Yo puedo estar una hora con una persona y no escucharlo y sólo 5 y con una mirada hacer más. Aunque sería deseable que tuviéramos más tiempo, lo que tenemos es lo que tenemos. Humanizar no es cuestión de tiempo sino de actitud. Por ejemplo, la presentación es la acogida. No cuesta mucho decirle a una persona que ingresa «bienvenido a nuestra unidad, espero que su estancia sea agradable y que se recupere pronto». A veces adolecemos de que no nos conocen lo suficiente. Saben que somos el médico, el enfermero, pero no saben nuestros nombres.

¿De dónde le viene esta preocupación por humanizar los hospitales?

Inicié este camino cuando me di cuenta de lo mal que lo hacía. Era paternalista, todo era decir «no se preocupe, que mañana va a a estar mejor cuando a lo mejor no era verdad». Me acuerdo de una paciente que llegó al hospital angustiada y le dije que no debía preocuparse. Se murió en la mesa de operaciones. Eso fue en los años 80 y hoy no le diría nada de eso, le acompañaría en su sentimiento.

¿Queda mucho por cambiar dentro de los hospitales?

Siempre hay algo que cambiar, pero lo importante es detectar indicadores de humanización o deshumanización. Indicadores que nos marquen el camino, como puede ser el saludo o el silencio en una unidad, que no haya ruido... hablamos de la intimidad, pero a veces nosotros entramos en las habitaciones hasta 10 personas sin pedir permiso. ¿Preguntamos si los alumnos pueden entrar? Eso es la humanización, poner al enfermo en el centro del sistema. Ser enfermo es muy duro, pero no quiere decir que no tengan recursos para salir adelante.

¿Qué hay de los familiares de los enfermos? ¿También habría que humanizar el trato hacia los acompañantes?

El reconocimiento al acompañante es esencial también. Tras una larga noche que alguien le diga a una hija que cuida muy bien a su madre es importante. Hay que incorporar a la familia en los cuidados. Tenemos una sanidad que cuesta dinero y decimos que la familia estorba y no es cierto, es un recurso más. Hay que proponerles participar en los cuidados del familiar con un programa básico, porque luego se marchan a casa y los hacen ellos. Los familiares hacen mucho, dan de comer, apagan luces, están pendientes... hay que considerarles parte de los pacientes y ya hay estudios hechos de todo lo que aportan los familiares.

¿Es necesario que las universidades incluyan en sus planes de estudio las competencias para formar a profesionales en el ámbito de la humanización?

En Alicante sí la tienen, y en ella se aborda la competencia relacional, pero hay universidades en las que el tema de la humanización no se toca. Si yo salgo de la facultad sin la herramienta que me permite abordar de mejor manera el sufrimiento no podré hacerlo y tendré que formarme sobre la marcha y entonces me quemo y se crean situaciones, y esto es verídico, como la de un médico que le dijo a unos padres que acababan de perder a su hijo «colorín colorado, este cuento se ha acabado». Posiblemente lo hizo con su mejor intención. No quiero criticarle porque yo al principio tampoco lo hacía bien. Con tiempo y formación se desarrolla la agudeza empática. Pero la humanización es como una sinfonía, si alguien desafina la obra al final no sale.

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