Después de modificar el proyecto por el mal estado de conservación del edificio de la plaza Sèneca, lo que supuso una nueva demora en las obras, el Ayuntamiento fija para octubre la reapertura, al menos parcial, de la antigua estación de autobuses para acoger actividades culturales en la planta baja, que ha quedado totalmente diáfana, y aclara los usos que tendrá: sede de coworking para fomentar el emprendedurismo, servicios municipales y espacio multicultural. Descarta definitivamente el rincón gastronómico o feria gourmet de la que tanto se habló por parte del anterior equipo de gobierno y que el tripartito barajó parcialmente, así como el consultorio médico largamente reivindicado por el vecindario y que anunció en enero de 2015 el exconcejal del PP Juan Seva.

La rehabilitación del edificio histórico, que data de 1945, está muy avanzada después de que a primeros de junio la Junta Local de Gobierno aprobara la modificación del proyecto ampliando su plazo de ejecución en dos meses para reparar su estructura, sin coste adicional, según informó en su día el portavoz del tripartito, Natxo Bellido. Desde el exterior, la planta principal de la antigua estación se adivina diáfana, como confirmó el edil de Transportes, Fernando Marcos, y la superior sigue en obras. «El espacio central es muy amplio, abierto a la plaza de Sèneca, ya que se han eliminado paredes. En un espacio muy interesante, con muchas posibilidades para celebrar cualquier evento», desde exposiciones a conciertos y presentaciones de Hogueras, entre otras actividades. Es decir, un área multiusos que se estrenará con programación cultural para otoño. Así se lo expuso el concejal a la plataforma ciudadana Sèneca en la reunión mantenida esta semana, en la que les confirmó que tendrán un rincón social en el edificio.

Este colectivo reclama al Ayuntamiento medidas para que no se degrade el entorno de Sèneca y se promocione la actividad comercial. El tripartito considera que se puede incentivar el comercio y la economía y en general revitalizar la zona gracias a otro de los usos proyectados para el edificio restaurado, que se convertirá en un centro de coworking. Es decir, un espacio para que los jóvenes desarrollen sus ideas y generen oportunidades de negocio y emprendedurismo. Su presencia dará movimiento a la zona y fomentará la actividad en comercios y restaurantes, de ahí que el gobierno local haya evitado dar usos de restauración al edificio, pese a lo mucho que se había hablado, en favor de los negocios ya implantados, tal y como explicó Fernando Marcos.

La sede de coworking se instalará en base a un convenio firmado por el Ayuntamiento con la Diputación Provincial y la Escuela de Organización Industrial del Ministerio de Industria «para que el talento de Alicante se quede en Alicante». Acogerá 40 proyectos al año, la mitad cada seis meses. Colaborará la Agencia de Desarrollo Local en esta iniciativa.

En este encuentro hablaron también de la seguridad en la zona. Ante la preocupación de los vecinos, el Ayuntamiento se compromete a instalar diversos servicios municipales en la planta superior del edificio, en concreto un subdistrito de la Policía Local, y una sala de control de Emergencias de la Concejalía de Seguridad con centro de coordinación de emergencias, «que no existe». Los Bomberos, la Policía Local y Protección Civil tendrán allí sus pantallas en distintas salas y una común donde se coordinarán todos.

Esto supone que se descarta definitivamente la ubicación en el inmueble de un consultorio médico, largamente reivindicado por los vecinos. El anterior gobierno municipal del PP reservó un espacio de 512 metros para este dispensario en la primera planta del mismo para cedérselo a la Conselleria de Sanidad, ya que es la administración autonómica la que tiene que dotar y adecuar ese espacio. Sin embargo, el tripartito lo desecha. «En principio no irá porque la parte inferior es diáfana y multiusos, y la superior, que no está acabada, no es accesible. Habría que instalar un ascensor que estropearía el edificio y no es la mejor solución». Según Marcos, la Conselleria de Sanidad está buscando otros espacios más idóneos en el barrio para que pueda cristalizar esta dotación sanitaria largamente demandada.

La rehabilitación de la antigua estación de autobuses tiene un coste de 1,2 millones de euros, IVA incluido, y ha mantenido la fachada original saneándola con pintura y especial atención a la carpintería. Asimismo, se han reforzado y limpiado las paredes donde están los dos murales de Gastón Castelló, restaurados hace unos años, y que se han protegido para que las obras no los dañaran.