La cruzada iniciada por el conseller Vicent Marzà en defensa de la Educación Pública (nadie puede cuestionarla, faltaba más) tirando de ideología y leyes, se ha encontrado, sin embargo, con un obstáculo, que invita a la reflexión, en la clasificación de los mejores centros de la Comunidad Valenciana en la nota media de Selectividad, vamos, la que sacan los alumnos del Bachillerato.

Resulta que de los 45 mejores, el segundo y el tercero son centros concertados de Alicante y Elche, esos que ahora mira con lupa el conseller y, entre ellos, el Inmaculada de Alicante, que fue el que más bachilleres presentó a la prueba. Por supuesto que también hay institutos públicos, como el Antonio Sequeros de Almoradí, que llevó 22 alumnos por los cien de los Jesuitas, pero la clasificación puede ayudar hoy a explicar la inquietud e indefensión que sufren miles de familias de la provincia al observar los pasos que va dando el conseller a favor de la Pública pero castigando a la Concertada, esa que se encontraron miles de padres al elegir dónde llevar a sus hijos y que ahora está en entredicho, sobre todo en lo que concierne al Bachiller, que no es obligatorio y, por lo tanto, con todas las opciones para quedarse sin la subvención en los barrios donde haya plazas alternativas.

Viendo la clasificación se entiende el porqué de las decisiones que toman muchos padres. Las familias quieren lo mejor para sus hijos y está claro que en Alicante hay muchos concertados que se han ganado un prestigio a lo largo de los años y no todos son de la tan cacareada élite. Un último dato, la ciudad de Alicante no aporta ni un centro público en la clasificación. Algo está pasando. Lo dicho, conseller Marzà, Pública y Concertada no pueden ni deben ser incompatibles. E, incluso, piensen en la factura electoral. Hasta en el propio tripartito que gobierna en Alicante hay voces que, en privado, admiten aquello de que como no espabilemos con algunas de nuestras medidas en tres años tenemos al PP mandando de nuevo.