El envejecimiento de la población ha provocado que por primera vez se hayan producido en un año más muertes que nacimientos en la provincia, al menos desde 1941, según ponen de manifiesto los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). La demarcación alicantina no ha escapado a la tendencia generalizada a nivel nacional, que ha dejado el primer crecimiento vegetativo negativo en el conjunto de España en los últimos 75 años, aunque con una diferencia mucho más baja. En concreto, en 2015 se produjeron en los municipios alicantinos 15.811 alumbramientos, frente a 15.829 defunciones. El saldo es de sólo -18, pero la tendencia apunta que irá aumentando en años sucesivos.

El retroceso experimentado por la natalidad en 2015 fue leve, ya que el año anterior se habían registrado 15.980 nacimientos, y además con un ligero aumento en relación a 2013. Sin embargo, la mortalidad ha crecido de manera notable en los últimos años, como consecuencia del progresivo envejecimiento de la población. En 2013 fallecieron en la provincia 14.541 personas, una cifra que al año siguiente aumentó a 14.877. El posterior incremento en otras casi mil personas más ha hecho que las defunciones superen a los nacimientos. Tal y como apuntaban desde el propio INE cuando se difundieron estos datos, a finales de junio, la previsión es que la natalidad siga descendiendo, pudiéndose generar una crisis demográfica importante por la falta de reemplazo generacional.

La natalidad en la provincia se encuentra ahora mismo en unos niveles similares a los de 2002, pero también igual que en 1984, cuando la cifra de nacimientos se encontraba en pleno descenso. Los expertos señalan que precisamente ahí radica una de las explicaciones al crecimiento vegetativo negativo: las generaciones que ahora están en edad fértil son menos numerosas, puesto que nacieron en una época de baja natalidad, entre mediados de la década de 1980 y principios de la de 1990. Sin embargo, la longevidad es cada vez mayor, lo que produce que las capas de población de más edad sean más numerosas. Y toda persona, al final, acaba falleciendo, por lo que llega un momento en que la mortalidad aumenta de forma irremediable.

Un aumento de la natalidad podría paliar esta tendencia, pero no parece que se den las condiciones propicias para ello. Aparte de que hay menos mujeres en edad fértil, la coyuntura económica poco favorable y los cambios en las pautas sociales hacen que la maternidad se retrase cada vez más y se tengan pocos hijos, o que directamente muchas personas decidan no tener descendencia. En sólo un año, la edad media de las madres primerizas en la provincia de Alicante ha pasado de 30,04 a 30,3 años.