Hasta hace poco tiempo eran etiquetados como conflictivos. Personas que cambian constantemente de trabajo, que discuten con los vecinos, con los amigos, con la familia, sin pareja estable... Hoy se sabe que un 2% de la población sufre trastornos de la personalidad trastornos de la personalidad y que acaparan hasta un 20% de las consultas en atención primaria. Con el objetivo de darles una respuesta a su problema y una alternativa terapéutica, el Hospital de Sant Joan acaba de poner en marcha el primer hospital de día para personas con trastornos de la personalidad.
Para entender este problema «hay que salirse del concepto de enfermedad, es un patrón de personalidad determinado que funciona en los extremos. Una manera de entender el mundo», señala Vicente Elvira, jefe de Psiquiatría del Hospital de Sant Joan. En este sentido, las personas con trastornos de la personalidad «responden, por ejemplo, a una situación de estrés de una manera más rápida y más intensa que otras y además les cuesta mucho más volver a una zona de estabilidad basal. Lo más mínimo, para ellos se convierte en algo enorme». Hasta el momento, estos pacientes no encajaban en ningún sitio, las Unidades de Salud Mental no tienen capacidad para atenderles, por lo que se convierten en frecuentadores de Urgencias y de las consultas de los médicos de familia y la sanidad privada se convierte en la única alternativa para muchos de ellos. El centro de día del Hospital de Sant Joan ha comenzado a funcionar con 19 plazas. Aquí llegan pacientes remitidos por las Unidades de Salud Mental y que son tratados por un equipo multidisciplinar todos los días de 10 a 14 horas durante seis meses. «El objetivo no es curarles, sino llegar a un punto en el que sean capaces de manejar sus emociones», explica Pedro Iborra, médico psiquiatra del Hospital de Sant Joan. La iniciativa tendrá además una continuidad. «Durante otro año acudirán cada 15 días durante dos horas al centro Doctor Esquerdo, dependiente de la Diputación, para participar en una terapia grupal».
Los trastornos de personalidad afloran en las primeras etapas de la edad adulta. «Hay un componente genético que determina el temperamento, pero también influyen los factores ambientales que te rodean, por tanto es multifactorial», explica Iborra. Entre las características de las personas que los padecen, Luisa Torres, trabajadora social del hospital de día, destaca que suelen ser personas «sugestionables, culpan al mundo de lo que les sucede, se autoagreden, se aislan, se culpan de su situación y se infravaloran». También «lo manifiestan hacia el exterior, en forma de broncas y agresiones hacia los demás y otra forma de abordarlo es el escape, con el consumo de sustancias, ludopatías, promiscuidad sexual...».
José María Llorens es uno de los primeros pacientes que acude al hospital de día después de cuatro años dando tumbos por el sistema sanitario sin encontrar una respuesta a qué le ocurría. «Sufría ansiedad, depresión mayor, autolesiones e intentos de suicidio. Con una crisis acabé en Urgencias y me derivaron al servicio». Aunque se recuerda toda la vida así, Llorens asegura que la adolescencia fue el momento de darse cuenta de que algo no marchaba bien. «En el instituto vi que no era normal, las cosas me dolían más que al resto». A sus 40 años empieza a ver la luz al final del túnel después de cinco años sin trabajar, pese a que tiene dos carreras. «Me había convertido en un mueble más de la casa para desesperación de mi mujer». Para este paciente, «es un alivio ver que lo que te pasa tiene un nombre, tengo esperanza, estoy recuperando habilidades sociales y veo que hay avances».
