El "Gran Hermano" global en que se ha convertido el mundo gracias a los "smartphones" con cámara de foto y vídeo está provocando una proliferación de los delitos contra la intimidad de las personas, tipificados y recogidos en el Código Penal.

Sin embargo, ni todo el mundo se entera de que su imagen ha sido utilizada por terceros sin su consentimiento, ni todos aquellos o aquellas que se dan cuenta deciden emprender acciones legales.

Al margen de que existe un gran desconocimiento de esta legislación, la constante evolución de las nuevas tecnologías dificulta en muchos casos delimitar o certificar cuándo se producen las infracciones.

Ya no es sólo conocer qué se puede hacer si uno descubre una fotografía o un vídeo suyo hecho sin autorización circulando por Internet: ahora las redes sociales permiten publicar vídeos en directo, lo que complica aún más la cosa.

Una somera búsqueda por Youtube permite encontrar ya, sin siquiera haber llegado el verano, vídeos en los que, sin ningún propósito informativo y grabados de forma clandestina, se muestra a mujeres haciendo topless o en bikini mientras se bañan o toman el sol en playas alicantinas como la del Postiguet o San Juan.

Lo prioritario cuando se detectan estos delitos es tratar de localizar al propietario del dominio, foto o vídeo y solicitar su retirada de la web. "Y si no se consigue, denunciarlo a la Policía", explica la Asociación de Internautas. La mejor solución y la más rápida, según algunos expertos, es acudir a la Agencia de Protección de Datos.