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Sara Miró: «La mitad de los enfermeros y médicos sirios se han quedado en el país»

Esta enfermera tiene 31 años pero ya ha recorrido buena parte del mapa de la pobreza mundial

Sara Miró ha estado estos días en su tierra natal, Alicante. héctor fuentes

Acaba de aterrizar de la República Democrática del Congo, ¿en qué ha consistido su labor allí?

Llegué en diciembre. Allí estuve en una zona cercana al lago Kivu. Hace muchos años que estamos ahí y desde 2013 apoyamos centros de salud en las montañas. En 2014 hicimos un hospital en un pueblo a 2.000 metros de altura. Se accede con moto por un caminito bastante angosto y se tarda dos horas. Ahora, tras finalizar la obra, estamos subiendo todas las cosas. Además apoyamos 4 ó 5 centros de salud que están aun más lejos de este centro.

Me imagino que no debe ser fácil trabajar en estos países, ¿compensa a nivel personal?

Esta es mi profesión y me gusta mucho. Esa sensación de dar acceso a la sanidad a la gente.... en cada centro de salud son 100 consultas diarias las que atendemos. La noche de fin de año hubo 4 partos, 2 cesáreas. Si no les hubiéramos hechos las cesáreas no habrían llegado al hospital. Compensa bastante y la población lo agradece. Hay que tener en cuenta que la mayoría son utus y tutsis, que vinieron de Ruanda cuando el genocidio y que por miedo se refugiaron en las montañas. Tienen un miedo histórico y cuando les dices que les tienes que llevar al hospital, les cuesta mucho dejar su casa.

También ha estado prestando labores humanitarias en Siria.

Sí, cuando aún podía entrar el personal de las ONG en 2013. Ahora controlamos los programas desde Turquía y hablamos con el personal sanitario sirio todos los días.

¿Qué les cuentan sus compañeros sirios?

Lo que más piden es que no se olvide a la gente que sigue ahí dentro. Hay que tener en cuenta que sólo es un tercio de la población la que ha salido. Muchos están aún dentro viviendo una guerra. Los profesionales sanitarios que resisten son gente que hizo el juramento hipocrático y ahí siguen. El 50% del personal sanitario sirio sigue en el país.

Una guerra en la que los miembros de las ONG se han convertido en diana de los distintos actores del conflicto.

Sí, es bastante triste. La labor de organizaciones como Cruz Roja y Médicos sin Fronteras es atender a todas las partes del conflicto, tanto a civiles como a quienes luchan y de repente nos convertimos en objetivo.

¿En qué otros países ha trabajado?

En Sudán del Sur dos veces. En 2012 viajé a Haití para trabajar frente al colera. También en Colombia, en la zona de conflicto del Pacífico y en República Centroafricana también en dos ocasiones.

¿Alguna vez ha sentido la necesidad de tirar la toalla?

Aún no me ha pasado. En Médicos sin Fronteras te preparan mucho antes de salir. Antes de ir a Sudan del Sur leí un blog de un compañero que decía que todo es duro en ese país, incluso la piel de la gente. Contaba que hasta poner una vía era complicado... me lo imaginé tan mal y tan duro que al final acabé disfrutando. Es duro, pero es la realidad de la gente y no puedes tirar la toalla, porque sino, ¿qué hacen?.

Cuando regresa a España, nuestros problemas sanitarios le deben de parecer tonterías.

Sorprende porque hay cosas que son parecidas. Obviamente, aquí no hay malaria y no nos vamos a morir de una diarrea, pero hay problemas que son parecidos.

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