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Obligados a comerse el polvo

El tráfico en una calle de tierra en El Moralet tiene a los vecinos desesperados por la polvareda

Obligados a comerse el polvo en El Moralet

Obligados a comerse el polvo en El Moralet

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Obligados a comerse el polvo en El Moralet Texto y vídeo: ISABEL VICENTE

En los apenas diez minutos en los que José Manuel Granero explica los problemas que tiene por la continua polvareda que entra en su vivienda, pasan por la calle Cobre media docena de coches y un camión. No parece mucho comparado con una carretera, pero en cuanto alguno de los vehículos circula algo más rápido de la cuenta, se levanta una nube de polvo que llega a la terraza del chalé, al garaje, a la piscina e incluso al interior de la vivienda ubicada en la partida del Moralet.

«Ya sé que vivir en el campo tiene estas cosas, pero esto no es un camino, es una calle por la que pasan decenas de coches y camiones al día y lo único que pedimos es que le echen una capa de asfalto para que no tengamos que vivir entre el polvo», indica Granero, quien asegura que «mi mujer y yo nos hemos cansado de limpiar. No vale la pena porque en unas horas está todo igual».

Mientras habla, va pasando la mano sobre la mesa del jardín y sobre las sillas dejando claramente la marca del polvo. Al golpear uno de los cojines que tiene en el porche, sale un montón de polvo, igual que al sacudir los asientos. En el garaje ocurre lo mismo. El coche está lleno de polvo, lo mismo que las herramientas, las farolas y cualquier superficie sobre la que pueda posarse el polvo. Tampoco se libra la piscina en la que se aprecia la tierra y el agua verde. «La limpio constantemente pero no hay manera, el agua de la piscina se me estropea y no hay forma de mantenerla medio en condiciones».

Sus problemas, dice, se agudizaron con las obras de la autopista entre Benidorm y la carretera de Madrid que pasa junto a las viviendas y que modificó los accesos. «Ahora todos los coches entran por aquí», indica señalando a la calle Cobre y a la calle Mar Caspio, sin asfaltar. «Hay mucho trasiego de vehículos y hemos pedido muchas veces al Ayuntamiento que lo arregle. Nos han dicho hace poco que está dentro del proyecto de asfaltado, pero de momento no ha habido suerte».

Los problemas con el polvo no afectan sólo a la familia de José Manuel Granero. Al lado tiene su casa Anastasio Alfaro, quien ratifica que «aquí no podemos estar. A ver si el Ayuntamiento hace algo», y se muestra tan indignado como su vecino hasta el punto de que no descartan adoptar medidas de presión, «cortar la carretera o lo que sea para que asfalten la calle». Granero añade que «es algo que no cuesta apenas, nosotros pagamos impuestos como cualquier otro vecino de Alicante y sin embargo es como si no existiéramos en El Moralet», para añadir que «estamos desquiciados, ni en verano puedo abrir las ventanas ni la puerta de mi casa porque enseguida entra un montón de polvo».

Esta familia lleva quince años viviendo en El Moralet. «Te vienes a vivir aquí porque buscas tranquilidad y una vida apacible y te encuentras luego con que no puedes vivir. Hasta las plantas se secan por el polvo». Efectivamente, el vecino muestra una buganvilla con las flores rosas cubiertas de polvo mientras al regar el suelo con la manguera arrastra un agua negra debido a la suciedad. «Cualquiera pensaría que llevamos semanas sin limpiar, pero no es así. Yo riego a diario pero el polvo lo cubre todo enseguida».

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