Un esfuerzo importante, unido a un nivel de colesterol superior al límite recomendado puede ser una combinación explosiva. Así lo advierten los cardiólogos, sobre todo tras las dos últimos fallecimientos por muerte súbita de corredores en el maratón de Castellón hace menos de dos semanas.

«Por encima de 50 años, el 80% de la población tiene pequeñas placas de colesterol en las arterias», advierte Francisco Sogorb, responsable del servicio de Cardiología del Hospital General de Alicante. En condiciones normales, estos pequeños acúmulos no tendrían que ocasionar ningún contratiempo. «El problema llega cuando la persona se somete a un esfuerzo importante, como correr, porque la presión arterial en estas condiciones puede hacer que las placas de colesterol se rompan, desprendiéndose de la pared y taponando la arteria, lo que da lugar a una muerte súbita por infarto de miocardio, como ha ocurrido con los dos corredores de Castellón».

El responsable de Cardiología del Hospital General de Alicante recuerda que a partir de 20 años, el 17% de la población ya tiene colesterol en las arterias (aterosclerosis) y que el 60% de los infartos se produce en arterias que tienen placas pequeñas de colesterol.

Los más peligrosos

Estos pequeños acúmulos pueden ser más peligrosos que los grandes. «Las placas de mayor tamaño es difícil que se desprendan cuando la arteria vibra por la presión», asegura Sogorb. Este factor de riesgo, «desconocido para la inmensa mayoría de la población», lleva a los especialistas a pedir que las personas que se van a someter a un esfuerzo importante, sobre todo a partir de los 50 años, redoblen el control de su salud. «No sólo es necesaria una prueba de esfuerzo para ver que nuestro organismo responde de forma adecuada al desafío físico, también el estado biológico de la persona debe ser perfecto y debe contar con el asesoramiento de un cardiólogo».

En este sentido, los niveles de colesterol «deben ser claramente inferiores a los límites aconsejados de 200 para colesterol total y de 100 para el colesterol LDL (colesterol malo), al margen de tener controlados el resto de factores de riesgo, como son la presión arterial o la glucosa».

Por su parte, Javier Pineda, médico adjunto del servicio de Cardiología del Hospital General, recuerda que la incidencia de la muerte súbita en deportistas es diferente según los distintos tramos de edad. «Hasta los 30 años el origen de estos fallecimientos suele estar en anomalías congénitas». A partir de los 35 o 40, la mayoría de muertes súbitas están ligadas a factores de riesgo, como el tabaco o el colesterol excesivo.

No concentrar

Desde hace unos años, el servicio de Cardiología del Hospital General de Alicante «sufre» las consecuencias de la moda por correr. «Los fines de semana comprobamos cómo ingresan muchos más deportistas» que deben ser sometidos a una angioplastia tras sufrir un infarto, señala Javier Pineda.

En este sentido, el cardiólogo, recuerda lo contraproducente que es centrar todo el esfuerzo físico únicamente en el fin de semana. «El ejercicio es salud a cualquier edad, pero éste debe practicarse de una manera regular, con una planificación razonable». No es posible, añade Pineda, «estar toda la semana sin hacer nada, llevando una vida sedentaria, y pretender correr un maratón cuando llega el fin de semana».

El cardiólogo Francisco Sogorb recuerda que cada año en el mundo se producen 8 millones de fallecimientos por enfermedades de origen cardiovascular. En la Comunidad Valenciana la incidencia de estas dolencias disminuye de una manera lenta en los últimos años, según los últimos datos publicados recientemente por el Instituto Nacional de Estadística.

Actualmente, el 30,68% de los fallecimientos en nuestra autonomía tiene su origen en una dolencia cardiovascular, según los datos del INE correspondientes a las defunciones de 2014. Un año antes, esta cifra era del 31,32%. Con todo, la Comunidad aún está por encima de la media nacional en cuanto a la incidencia de estas enfermedades (29,66%).

Las dolencias del sistema circulatorio en 2014 fueron las causantes del 29,66% del total de defunciones en España, seguidas por los tumores y las enfermedades respiratorias.