No sólo resisten la embestida de la crisis económica, sino que además su presencia no deja de crecer. Y es que la población musulmana en la provincia ha aumentado en el último año en 4.000 personas. Esta comunidad religiosa está formada en Alicante por 88.616 personas de muy diversas nacionalidades, según los últimos datos publicados por la Unión de Comunidades Islámicas de España. Argelia, Marruecos y Pakistán son los principales países de procedencia, si bien, la inmensa mayoría de quienes profesan el Islam en la Comunidad Valenciana tienen nacionalidad española.
Algunos de los países de procedencia de los musulmanes han visto en España, y más concretamente en la provincia, la oportunidad perfecta de invertir en tiempos de crisis. Es el caso de Argelia, que vive su particular bonanza económica con una clase media y alta con cierto poder adquisitivo que ha puesto sus ojos en Alicante, atraída por el clima y la bajada de precios de la vivienda. De hecho, en 2015 los argelinos compraron en la provincia 661 viviendas, con un coste medio de 54.678 euros, lo que supone 36 millones de euros en sólo un año. En 2015 el argelino fue el noveno colectivo en la compraventa de vivienda en la provincia, por delante incluso de Irlanda.
El turismo también es otro polo de atracción. «El aumento del turismo halal y la buena imagen que las personas argelinas tienen de España, convierten a nuestro territorio en un lugar cercano y muy accesible como destino de vacaciones», señala María Jesús Cabezón, estudiante de doctorado en migraciones en la Universidad de Alicante y autora, junto a Juan David Sempere, del libro «Las nuevas movilidades entre España y Argelia».
Tomando también datos de 2013 del Anuario de Turismo de la Comunidad Valenciana, los ciudadanos argelinas fueron un total de 56.839 personas, «ocupando el puesto decimocuarto de turistas extranjeros en la Comunidad Valenciana», señala Cabezón.
Negocio para los españoles
En el sentido inverso, añade María Jesús Cabezón, «las pequeñas y medianas empresas dedicadas a la construcción y a sus servicios, típicas de la Comunidad y de la provincia de Alicante, han encontrado en Orán y Argel, un lugar en el que poder invertir y dar salida a materiales y servicios que en España, debido a la crisis, han perdido a sus clientes».
Sin embargo, las herramientas estadísticas actuales «son insuficientes para medir la movilidad de estas personas expatriadas y empresarias, que suelen mantener su residencia fiscal en España, pero que pasan la mayor parte del tiempo residiendo en Argelia». Un ejemplo, añade la estudiante de la Universidad, «nos lo daba en una entrevista en 2013 el entonces Cónsul General de España en Orán, José María Ferre, quien señalaba que sólo en Orán hay unos 1.300 españoles que no formalizan su situación. Para ese mismo año, el indicador de la variaciones residenciales del INE señalaban que sólo 74 personas estaban residiendo en Argelia.
Cristian Andrés Vacacela Procel
