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Nueva, pero mal cuidada y peligrosa

Vecinos y usuarios de la plaza de Séneca critican su diseño, con juegos infantiles rodeados de picos de piedra, y su escaso mantenimiento

Abrazaderas «anti monopatines» en los bancos. PILAR CORTés

Es una de las pocas plazas que hay en el centro de Alicante y no hace ni dos años que se inauguró. Pero el diseño de la plaza de Séneca levanta críticas entre los vecinos de la zona que la utilizan a diario para pasear o llevar a los niños a jugar.

«Es una plaza llena de pasillos, con espacios muy mal distribuidos. Una lástima porque el solar era inmenso y se podría haber aprovechado de otra manera para crear algo similar a la plaza de Benalúa, para mí el ejemplo perfecto de plaza bien distribuida», señalaba esta semana Juan Manuel, residente de la zona, quien prefiere no dar su apellido.

Este vecino, que acude casi a diario con sus nietos, critica sobre todo el área de juegos infantiles. «Es muy pequeña, apenas ocupa una mínima parte de la plaza, y por las tardes estamos todos apiñados, entre niños, padres, abuelos...». Pero lo que más indigna a los usuarios es la cantidad de potenciales peligros que hay en este espacio para los más pequeños. Y es que los columpios están rodeados de terraplenes de cemento en forma de rampa, terminados en enormes picos. Y a modo de bancos, dos cubos de piedra llenos de aristas. «Tengo muy claro que mi hijo terminará haciéndose una brecha, porque es peligrosísimo», señala María Cánovas, mientras su hijo corre entre los columpios. Para mayor peligro, una de las grandes diversiones de los niños que frecuentan este espacio es saltar desde los terraplenes a los asientos de piedra.

Los carteles que ha instalado el Ayuntamientos prohibiendo jugar a la pelota indignan también a los vecinos. «Es una plaza enorme, ¿es que no puede haber un espacio para que los chiquillos jueguen? Es absurdo que en una plaza tan grande les prohibas jugar a la pelota», afirma Juan José mientras pasea con su perra.

En los últimos meses el Ayuntamiento también ha colocado abrazaderas en los bancos, según denuncian los vecinos, con el objetivo de impedir a los jóvenes deslizarse por ellos con el monopatín. «Son bancos de piedra, en cierto que estaban un poco negros por los cantos y deteriorados, pero creo que hubiera sido mejor ponerles una cantonera metálica para que no se estropeen. ¿Por qué privar a los chavales de hacer ejercicio en la calle en lugar de quedarse en sus casas jugando a la consola o haciendo botellón?», se pregunta Ana Fe Martínez, otra vecina de la zona. Esta plaza, añade Martínez, «ha hecho mucho bien al barrio y a ella acuden muchos grupos de jóvenes, que se sientan en el césped y no arman ningún tipo de follón. Mucho más peligroso es el diseño de la zona de columpios».

Otros residentes son de la misma opinión. «Es una plaza muy grande, podían haberles dejado un espacio para los patines», cree Juan José. El edil de Medio Ambiente y zonas Verdes, Víctor Dominguez, sostiene que estas agarraderas se han instalado como reposabrazos y no para impedir que los chavales los utilicen con los monopatines.

La escasa luz que hay por las noches, pero sobre todo la falta de sombra son otros de los grandes problemas de esta céntrica plaza, diseñada con muy pocos árboles y de poco porte, ya que en este espacio el gran protagonista es el cemento.

«No hay nada de sombra, en verano no puedes venir sino es a última hora de la tarde porque a partir de abril o mayo no hay quien esté aquí por las mañanas», lamenta María Cánovas. Además, ningún banco está ubicado bajo los árboles y su diseño, a modo de enorme bloque de piedra, «hace que en invierno te congeles y en verano no te puedas sentar porque está hirviendo», lamenta Juan Manuel. En este sentido, los vecinos critican que se desmantelaran las marquesinas de la antigua estación de autobuses, que proporcionaban sombra.

Pero al margen del mal diseño de este espacio, su mantenimiento deja mucho que desear. Así, el césped se ha secado en la mayor parte de los parterres y luce un color pardo, en lugar de verde por la falta de agua.

En muchas jardineras faltan flores y en otras éstas están muertas. Las queja también van para los dueños de los perros que pasean por la zona y que no recogen los excrementos. «El césped en esta plaza se utiliza muchísimo por parte de los niños y raro es el día en que no se manchan», explica María Cánovas

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