Al comandante Jesús Ramos Muñoz también le gusta escribir. Tal vez lleve algo de un reportero en sus venas. Estuvo destinado en cuatro ocasiones en Afganistán. En la revista Aeronáutica y Astronáutica, Ramos plasmó la evacuación de una pequeña afgana. «Recogen a la niña en los Black-Hawk y la traen hacia nosotros. Cuando pasan por nuestro lado sólo podemos ver que trae muchos tubos. Viene tapada y el bulto debajo de la manta es muy pequeño, parece un bebé. Seguimos con el plan establecido. El equipo médico (sin ellos no tendría sentido la misión) se afana porque la pequeña no se abandone a la muerte. Se les oye trabajar sin cesar en la cabina de carga, en su reducido «hospital», en su pequeña sala de urgencias. Tienen un mérito increíble. Mientras ellos intentan aguantarle la vida a la niña, nosotros intentamos que los motores den el máximo sin reventar y no perdernos de vista. La pequeña tiene traumatismo craneoencefálico severo y ya ha sufrido una parada cardiorespiratoria. La niña sufre una segunda parada, ya es tarde. La pequeña ya se ha ido...siguen con ella».
