La primera normativa que ha redactado la Conselleria de Educación para regular la jornada continua en los colegios no ha dejado a nadie indiferente. Los centros de Primaria que ya la han implantado de modo experimental en los últimos tres años -31 colegios en la Comunidad, 26 de ellos en la provincia de Alicante-, y que están obligados a votar de nuevo para mantenerla, valoraban ayer en sus claustros la dificultad añadida que implica ofrecer actividades extraescolares gratuitas hasta las 17:00 horas.

Los equipos directivos de los centros consultados advierten que en los casos en los que los ayuntamientos carezcan de dinero, como sucede con el de la ciudad de Alicante, lo tendrán muy difícil para mantener la jornada continua porque la normativa les obliga a ofrecer actividades extraescolares gratuitas hasta las 17:00 horas y que para ello se coordinen claustros y ayuntamientos. «Este cambio encarece mucho ampliar el periodo de comedor con extraescolares gratuitas«, señalaron.

Apoyos

En Sant Joan d'Alacant, con la totalidad de sus colegios públicos con jornada continua, destacan que su ayuntamiento ha ofrecido financiar dos monitores más para las extraescolares. Para ellos no será problema, aseguran.

En San Vicente del Raspeig, donde la también totalidad de sus doce colegios han llevado a cabo en algún momento votaciones con hasta un 86% de respaldo por la jornada continua, aunque ninguno la ha implantado todavía, la concejala de Educación, Begoña Monllor, afirma su compromiso por que el Consejo Escolar Municipal «respalde la voluntad de padres y profesores para acogerse a la jornada continua».

En general, la nueva regulación ha sido recibida con satisfacción por el hecho de disponer, por fin, de unas reglas de juego iguales para todos, aunque a continuación cada uno de los sectores educativos desgrana la necesidad de modificar algunos extremos del borrador, para lo que se apresuran a recabar sugerencias tanto de las AMPA como de los docentes porque hoy mismo las deben presentar ante Educación.

Olvidados

Los directores se sienten olvidados por la administración y su portavoz, Ginés Pérez, subraya la conveniencia de una mayor flexibilidad en el horario de comedor para favorecer la conciliación de las familias con el mundo laboral, y que puedan recoger a sus hijos si lo desean, después de comer -la normativa contempla que el que se quede a comer no podrá salir hasta las 17:00 horas-.

Pérez añade que no era la normativa que esperaban y coincide con la totalidad de los sindicatos de enseñanza en reclamar mayor autonomía para que los centros se puedan organizar, así como en que no se coarte la libertad de los docentes, frente a la obligación de ir dos tardes con una hora de distancia, después de acabar las clases, para las extraescolares: «No es horario lectivo, no corresponde», abunda. Llegan a calificar este extremo de «intervencionismo» por parte de Educación.

Entre el sector docente no son pocas las voces que ayer opinaban que en realidad el nuevo Consell no tiene la intención de implantar la jornada continua, ante el tipo de exigencias que «complican sobremanera la gestión de los horarios de comedor y de las extraescolares, así como un sistema de votaciones superfarragoso para llevarlo a cabo en tiempo récord para el curso que viene», aprecian desde CC OO, ANPE y CSIF..

Los padres

Entre el sector de los padres las distintas federaciones coinciden en la «precipitación» para sacar una normativa «de tanto calado» pero, a partir de ahí, la más crítica es la Fapa Enric Valor. Su presidente, Raúl Alós lamenta que los municipios cuyos ayuntamientos no tengan dinero estén condenados a no tener jornada continua, y opina que las condiciones son «casi de imposible cumplimiento», amén de hacer recaer su coste sobre otras administraciones «como pasa con la XarxaLlibres».

La Plataforma a favor de la Jornada Continua y la Fapa Gabriel Miró prefieren destacar que haya por fin una misma normativa para todos pero, entre los escollos que percibe la primera, figuran la gratuidad de las extraescolares, la rigidez de los horarios de comedor y que se contabilice todo el censo de padres para llegar al 55% de votos afirmativos «porque pone en peligro la jornada en centros que ya la tienen». La Fapa Miró prefiere que sean dos tercios los votos de los padres, hasta el 75%, aunque en general considera que la normativa «es muy razonable y está bien trabajada».