Analices el informe que analices, todos llegan a la misma conclusión: las mujeres ganan menos que los hombres en la Comunidad Valenciana, en España y en el mundo. Es la llamada brecha salarial que, lejos de reducirse, se ha agravado con la crisis y que los sindicatos UGT y CC OO cuantifican actualmente en la provincia entre un 32% y un 24,24%. Esto quiere decir que una trabajadora cobra anualmente unos 5.733 euros menos que un trabajador, siempre hablando de medias, o que una mujer tendría que trabajar nada menos que 88 días más al año que un hombre para cobrar lo mismo.

Los datos del Instituto Nacional de Estadística publicados en febrero, ratifican que la diferencia salarial entre hombres y mujeres aumentó en España de forma ininterrumpida desde 2008 hasta situarse en 2013 en una tasa anual del 24%. El INE señala que en esa fecha, de los dos millones de trabajadores que cobraban el sueldo mínimo interprofesional, el 67% eran mujeres. La brecha salarial afecta a todos los sectores, aunque es mayor en las actividades administrativas y en los empleos técnicos y científicos.

Según un informe de Eurostat, España es el séptimo país de Europa con mayor brecha salarial aunque estamos mejor que otros países como Alemania o Reino Unido. Eslovenia, con un 3,2%, sería el estado europeo con la tasa más equilibrada. Por su parte, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), tras analizar la situación en 38 países, determinó que en 2015 la diferencia salarial oscila entre un 4 y un 46% siendo más elevada cuanto más alta es la remuneración.

Ante estos datos nadie puede negar la diferencia de salarios entre los hombres y las mujeres en pleno siglo XXI, un tema que volverá a salir a la palestra el martes, Día Internacional de las Mujeres. La cuestión es ¿por qué esa diferencia? Todos los expertos consultados por este diario coinciden en que no hay una respuesta lineal ni sencilla.

No se trata, en general, de que un empresario contrate al mismo tiempo a un hombre y a una mujer para una misma función y a él le pague más, algo ilegal por otra parte. «Hay un problema de fondo que es que el mercado laboral es muy patriarcal», señala Yolanda Díaz Serra, secretaria de Igualdad y Política social de UGT de l´Alacantí-la Marina, para quien «no hay corresponsabilidad en las parejas para conciliar. El mercado laboral es violento con las mujeres que somos las que más trabajamos a tiempo parcial y no porque queramos. Las diferencias de salarios están sobre todo en pluses, horas extra o incentivos que hacen que los hombres cobren más».

Por su parte, Consuelo Navarro, secretaria general de CC OO en l´Alacantí-Les Marines, cree que hay una segregación de la mujer tanto vertical como horizontal. «Hay menos mujeres que hombres en puestos de dirección y ocupan trabajos que están menos remunerados. Y a mismos puestos, hay más nivel de contratación parcial en la mujer». Para Navarro además, «la conciliación está sobre la espalda de las mujeres y no hay sensibilidad para organizar los puestos de trabajo de otra manera ni servicios públicos para que el acceso al trabajo remunerado se realice en las mismas condiciones. No se puede dejar esto al mercado privado y que las mujeres tengan que asumir la atención de hijos o ancianos a costa de su salario». La secretaria de CC OO coincide en que «la diferencia de sueldos suele darse por complementos y pluses que le dan a él y a ella no. Hay algún caso de discriminación clara por sexo, lo que es denunciable, pero, aunque se da en todos los sectores productivos, la brecha salarial se produce de forma más indirecta».

La diferenciación salarial por sexos, está determinada por una mayor precariedad laboral de las mujeres, más contratación a tiempo parcial, división sexual del trabajo, peor valoración de los sectores tradicionalmente femeninos, y ausencia de suficientes servicios públicos para posibilitar la conciliación, lo que con frecuencia obliga a las mujeres a interrumpir su vida laboral o a ralentizarla. Además, hay una desigualdad en complementos, incentivos y horas extra. En este sentido, según datos de la Comisión Europea, la mujer dedica tres veces más tiempo que el hombre a tareas domésticas o cuidado de la familia lo que «en el mercado laboral se refleja en que más de una de cada tres mujeres reduce sus horas pagadas a tiempo parcial mientras que sólo uno de cada diez hombres hace lo mismo».

Esta necesidad de compatibilizar el trabajo fuera y el trabajo en casa es el que provocaría la diferencia salarial según ha señalado el presidente de la asociación de comerciantes Corazón de Alicante, Vicente Armengol. «Por ejemplo en el comercio el convenio se cumple. Tenemos empleadas y empleados y es lo mismo, aunque sí es verdad que ellas suelen ocuparse más de lo que sucede en casa». Armengol cree que «se está produciendo un cambio importante y el hombre se va involucrando más aunque en principio los hombres en general sí hacen más horas extra y son las mujeres las que suelen coger media jornada». El comerciante considera que esta reducción suele ser decidida por la propia mujer. «Creo que en el 90% de los casos en la pareja es la mujer todavía la que sacrifica su carrera laboral».

Por otra parte, a la hora de ascender, las mujeres lo tienen más difícil. Así, la Comisión Europea considera que «los puestos directivos o de supervisión los ocupan de manera aplastante los hombres y, dentro de un mismo sector, ellos reciben promociones con más frecuencia que ellas». De hecho, en Europa menos del 4% de los directores generales de empresas son mujeres.

En muchas de estas causas, subyace la discriminación a la mujer tal como se refleja en el informe Crisis y Discriminación Salarial de Género de CC OO donde se señala que «hay factores que responden a tópicos culturales arraigados y que constituyen la discriminación más directa, como valoraciones diferentes de tareas equivalentes, aplicación arbitraria de complementos salariales, procedimientos de promoción profesional poco motivados o basados en factores discriminatorios como disponibilidad absoluta o movilidad geográfica».

La solución ha de llegar con un cambio de mentalidad y con medidas de conciliación. Como señala Yolanda Díaz, «reivindicamos incentivos a nivel empresarial para que los varones tengan la oportunidad de conciliar y para que las mujeres no sean siempre las que abandonan su puesto de trabajo. Hay un inicio en el camino de la igualdad pero sin el esfuerzo de la sociedad no podremos seguir adelante».