Ya no es necesario acudir a la consulta de un médico para conocer la calidad del sueño, calcular qué dosis de un determinado medicamento dar a un niño o saber si un lunar es «sospechoso». Todo esto, y mucho más, se puede hacer ya desde el móvil, de la mano del creciente número de aplicaciones y herramientas que ayudan al paciente a controlar su salud. Toda una revolución sanitaria, bautizada con el nombre de «mHealth» o salud móvil.

Y es que el número de estos dispositivos crece de manera exponencial y actualmente hay disponibles 165.000 al alcance de cualquier persona. Sólo es necesario tener un smartphone y en algunos casos pagar una pequeña cantidad para su descarga.

Básicamente hay dos tipos de aplicaciones, según explica José María Sabater, director del máster universitario en Ingeniería Industrial de la UMH. «Las primeras funcionan a modo de diario. Tú vas metiendo datos sobre tu enfermedad o problema y la aplicación te aconseja sobre qué pasos seguir». En este terreno hay aplicaciones para todos los gustos, desde las que permiten seguir el embarazo semana a semana, las que nos recuerdan cuándo tomar las pastillas mediante alarmas en el móvil o las que facilitan el control de las crisis de migraña con el objetivo de diseñar tratamientos más personalizados. También aplicaciones para personas epilépticas, con las que pueden apuntar detalles de las crisis, medicamentos o efectos secundarios y así obtener información personalizada.

Pero el mayor crecimiento se está dando en el segundo gran grupo de aplicaciones, «las enfocadas a la telesalud, que permiten el envío de información on line, bien a un médico o a un sistema de alarma que te avisa si algo no está bien», explica Sabater.

Muchas aplicaciones combinan el móvil con otros muchos dispositivos. Así, en el mercado han aparecido, por ejemplo, tenedores «inteligentes» que miden la velocidad a la que masticamos los alimentos y nos avisan si lo hacemos demasiado deprisa. También pulseras que ayudan a realizar registros de la actividad física, como pasos andados, calorías consumidas e incluso miden la frecuencia cardiaca. Otros «gadgets» son las básculas que se conectan directamente con el móvil para monitorizar el peso o el porcentaje de grasa corporal. También tensiómetros que envían los datos al teléfono para un correcto seguimiento.

Pero, ¿cómo está contribuyendo a cambiar la «mHealth» el panorama sanitario?

«Todo está encaminado a que el paciente se empodere de la enfermedad», explica Daniel Ruiz, coordinador del nuevo grado de Ingeniería en tecnologías de la información para la salud, que este año ha comenzado a impartirse en la Universidad de Alicante.

Cuanta más información tenga el paciente de su dolencia, «mejor la controlará y por tanto ganará en una mejor calidad de vida». Beneficios que también se trasladan al sistema sanitario en forma de un ahorro de costes. «Se dan menos consultas al médico, menos reingresos hospitalarios...». Pero como en todo, hay que saber distinguir el grano de la paja, en opinión de José María Sabater. «Muchas de estas aplicaciones tienen el respaldo de sociedades científicas, unidades médicas, hospitales... de estas te puedes fiar». Como en el caso de las páginas web sobre temas de salud, «lo fundamental es saber quién está detrás de ellas».

Para otros expertos, este tipo de «gadgets» encierran ciertos riesgos, sobre todo para las personas que viven obsesionadas por su salud. Así lo cree José Antonio López, vicepresidente de la Asociación Española de Psiquiatría Privada, para quien «actualmente se está creando una sociedad absolutamente hipocondríaca». Antes, añade, «el objetivo era ser feliz ahora es estar sano y vivir lo máximo posible y este tipo de herramientas no hacen sino potenciarlo».

En España no sólo nos hemos convertido en consumidores de este tipo de aplicaciones, también en desarrolladores. Y es que, añade Sabater, «algunas de las apps con mayor reconocimiento han sido creadas en España». En la provincia de Alicante el grupo de Neuroingeniería Biomédica de la Universidad Miguel Hernández trabaja en el desarrollo de herramientas que aúnan una aplicación para el móvil con pequeños sensores que se colocan en el cuerpo para medir, por ejemplo, la temperatura corporal, «muy útil para cuando un niño pequeño está enfermo y queremos que el móvil nos avise si tiene fiebre por la noche». En la UA la innovación vendrá pronto de la mano de los titulados de la Ingeniería en tecnologías de la información para la salud, un grado orientado al desarrollo de este tipo de aplicaciones. Además, la Facultad de Ciencias de la Salud y la Escuela Politécnica Superior de la Universidad de Alicante están trabajando actualmente en un proyecto conjunto para desarrollar herramientas tecnológicas que ayuden a mejorar la calidad de vida de los enfermos crónicos. Los dispositivos, entre otras acciones, recogerán datos y los enviarán al médico.